Sigmund Freud es conocido como el “padre del psicoanálisis”, debido a su amplia contribución al surgimiento de este campo clínico que se centra en la psique humana. Formuló teorías como la del “ello, yo y superyó” y el “complejo de Edipo”, que aún tienen una enorme importancia y son ampliamente debatidas por los psicoanalistas.
Los aportes de Freud, sin embargo, no se limitan al campo del psicoanálisis, ya que sus teorías tuvieron mucha repercusión en el campo científico e influyeron directamente en áreas como la psicoterapia. La obra de Freud también tuvo repercusiones en campos como la filosofía y la literatura. Incluso hoy en día, algunos de los métodos de tratamiento creados por Freud son utilizados por psiquiatras.
Este hombre nació en 1856 en una época en la que la gente no hablaba de sus sentimientos, porque la idea de hablar sobre tus problemas parecía un poco loca. Pero Freud pensaba que era precisamente eso lo que necesitábamos hacer. Él dijo: «La mente es como un iceberg, flota con una séptima parte de su volumen sobre el agua», es decir, que hay mucho más en nuestro interior de lo que podemos ver.
Freud creía que el subconsciente es la clave para entender nuestras acciones, y que nuestros sueños son una forma de procesar los conflictos internos. Algunos de sus seguidores dijeron que sus ideas eran revolucionarias, mientras que otros pensaron que eran un poco locas, pero nadie puede negar que tuviera una enorme influencia en la forma en que entendemos nuestra propia mente.
Sigmund Freud nació en la ciudad de Freiburg en Mähren, el 6 de mayo de 1856. La ciudad donde nació Freud era parte del Imperio Austriaco (futuro Imperio Austro-Húngaro) y hoy se llama Příbor y es parte del territorio de Chequia . El nombre original de Freud era Sigismund Schlomo Freud (cambió su nombre a Sigmund en 1878).
Freud fue el primero de ocho hijos de la pareja judía formada por Jakob Freud y Amalia Nathansohn. Los otros hijos de la pareja y los hermanos de Freud se llamaban Julius, Anna, Regine, Marie, Esther, Pauline y Alexander. Cuando todavía era un niño pequeño, los padres de Freud decidieron mudarse a Viena, donde pasó la mayor parte de su vida.
Durante sus años escolares, Freud se caracterizó por ser un buen estudiante, sacaba buenas notas, leía mucho y tenía gran facilidad para aprender idiomas. Dicen los biógrafos de Freud que se desenvolvía muy bien en idiomas como el francés, el inglés, el latín y el griego, por ejemplo. En 1873, Freud terminó la escuela secundaria y, a los 17 años, ingresó a la Universidad de Viena.
Desde niño, los padres de Freud le dieron un trato especial en relación con sus hermanos. Su madre lo llamó «mi Sig dorado». Siempre fue muy estudioso, sacaba notas altas y estudiaba idiomas extranjeros por su cuenta.
Autodidacta, a los 12 años Freud ya leía obras de William Shakespeare. Cuando era adolescente, comenzó a escribir un diario de sus sueños.
Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena en 1873. Luego de graduarse, en 1881, quiso dedicarse a la investigación, pero, con el fin de ahorrar dinero para su matrimonio, optó por trabajar en una oficina ubicada en la capital ( hoy, el Museo Freud de Viena).
A los 26 años, Freud se enamoró de una chica llamada Martha Bernays. Dos meses después de su relación, se comprometieron. El médico se casó con ella a los 30 años y juntos tuvieron seis hijos.
El médico austriaco era un hombre reservado, tímido y discreto. Tenía fobia a viajar, era adicto a los puros y fumaba de 20 a 25 al día. Según él, necesitaba fumar su cigarro para mantenerse creativo.
En 1923, a Freud se le diagnosticó cáncer de mandíbula y boca. Se sometió a varias cirugías para extirpar tumores. También se quitó parte de la mandíbula y comenzó a usar una prótesis. Durante los siguientes 16 años, continuó sufriendo la enfermedad».
El psicoanálisis es una teoría de la psicología creada por el gran Sigmund Freud, que buscaba entender los problemas emocionales y mentales de las personas. Según Freud, nuestros comportamientos, pensamientos y emociones están influenciados por procesos mentales inconscientes, que muchas veces desconocemos. ¡Como si nuestro cerebro fuera una gran caja de sorpresas!
Después de tener contacto con la hipnosis como forma de tratamiento, Freud intentó utilizarla en sus pacientes. Esto sucedió después de abrir una práctica en Viena para tratar «enfermedades nerviosas». El contacto con la hipnosis llevó a Freud a concluir, tiempo después, que las enfermedades mentales eran, de hecho, causadas por perturbaciones en una parte que él denominó inconsciente.
Freud pasó a defender la idea de que la forma de tratar estas enfermedades debía pasar por las palabras. Inicialmente, Freud hipnotizó a sus pacientes y los animó a hablar sobre todos sus traumas. Este procedimiento se conoció como “cura hablada” y fue el resultado de la influencia de un neurólogo llamado Josef Breuer.
Breuer fue uno de los principales neurólogos de Viena, y el relato de uno de sus pacientes tuvo un gran impacto en Freud. Esta paciente, que sufría de depresión, era Bertha Pappenheim, también conocida como Anna O. Breuer hipnotizó a su paciente y la guió para hablar sobre sus síntomas y traumas, con el resultado de que la condición de Anna O mejoró.
Después de este caso, Freud comenzó a aplicar la “cura del habla” a sus propios pacientes. Los animó a hablar sobre sus traumas y anotó todo lo que decían sus pacientes. Con el tiempo, comenzó a identificar que la parte consciente de la mente humana no tiene acceso a todos los recuerdos y la mayoría de los pensamientos están reprimidos en el “inconsciente”. Así, el tratamiento a través del psicoanálisis sólo sería efectivo si fuera posible acceder a los pensamientos y traumas del inconsciente, llevándolos a la conciencia del paciente.
Las consultas de Freud tuvieron lugar en un apartamento ubicado en el mismo edificio (Berggasse 19) que su casa. Freud colocaba a sus pacientes en un sofá (el famoso diván), en una posición en la que no había contacto visual con los pacientes. Los resultados estaban siendo satisfactorios y Freud empezó a ganar popularidad. Estos resultados fueron importantes porque pudieron probar la teoría de Freud sobre la existencia del inconsciente en la mente humana.
El psicoanálisis busca inspeccionar y analizar los pensamientos y sentimientos inconscientes que pueden estar causando nuestros problemas. Los terapeutas del psicoanálisis te invitan a hablar libremente de cualquier cosa que te venga a la mente, ¡sin importar cuán rara o tonta parezca! Y créeme, algunas cosas que decimos pueden parecer de locos. Pero al hacerlo, se espera que poco a poco se liberen los pensamientos reprimidos y se resuelvan los conflictos internos.
La idea es que a través del análisis, puedas tomar conciencia de lo que realmente está pasando en tu mente y así puedas entender tus patrones de comportamiento, para poder cambiarlos y mejorar tu vida. Es como una inspeccionación de los secretos más profundos de tu mente, para entender los misteriosos procesos mentales que influyen en tu vida.
El psicoanálisis es como una excavación arqueológica de tu mente. ¿Has visto la película «Indiana Jones» donde él busca en templos antiguos los tesoros perdidos? Bueno, el psicoanálisis es como eso, pero en tu cerebro.
Los terapeutas del psicoanálisis buscan en tus recuerdos, pensamientos y sentimientos para encontrar la fuente de tus problemas. Y no, no usan una pala para ello, utilizan la conversación y el análisis para desenterrar tus patrones de pensamiento y comportamiento y buscar posibles soluciones para mejorar tu vida.
Ahora, hablemos de la oniromancia, que suena como algo sacado de una película de Harry Potter. Pero no, es simplemente una palabra elegante para describir el análisis de los sueños. Freud creía que nuestros sueños revelan lo que realmente pensamos y sentimos, incluso si no lo sabemos conscientemente.
Así que, ¡los terapeutas del psicoanálisis también analizan tus sueños! Y no, no es para decirte que soñaste con un unicornio rosa y eso significa que eres un loco. Lo que se busca es encontrar el significado detrás de los símbolos que aparecen en tus sueños, para entender mejor tu subconsciente y encontrar posibles soluciones a tus problemas.
Para acabar con el tema abordado, el psicoanálisis y la oniromancia son herramientas para ayudarte a entender los misterios de tu mente, para poder vivir una vida más feliz y satisfactoria. ¡Es como tener a un arqueólogo y un mago en un solo lugar!
Primero, debemos entender que para Freud, los sueños son la vía de acceso al inconsciente. Así que, si quieres saber lo que realmente está pasando en tu subconsciente, ¡mira tus sueños!
Freud creía que los sueños eran una forma de satisfacer nuestros deseos reprimidos. ¡Sí, lo escucharon bien, deseos! A través de nuestros sueños, nuestros deseos más oscuros pueden finalmente salir a la luz. Es como si nuestro inconsciente se pusiera un disfraz para poder expresarse sin miedo a las consecuencias.
Pero, ¿cómo podemos descifrar lo que significan nuestros sueños? ¡Ahí es donde entra la oniromancia! La oniromancia es la interpretación de los sueños y es una herramienta fundamental en el psicoanálisis.
Según Freud, los sueños están compuestos por dos partes: el contenido manifiesto (lo que recordamos) y el contenido latente (lo que realmente significa). Para entender el contenido latente, debemos analizar los símbolos que aparecen en nuestros sueños.
Por ejemplo, si soñamos con una serpiente, esto puede representar nuestro deseo sexual reprimido. ¡Así que cuidado con las serpientes! Y si soñamos con caer al vacío, esto puede significar que nos sentimos fuera de control en nuestra vida.
Pero aquí viene lo divertido: según Freud, ¡todo es una metáfora sexual! Así es, si sueñas con una caja, una llave o una cerradura, ¡es probable que en realidad estés soñando con genitales!
Freud siguió dedicándose al estudio de la mente humana y comenzó a analizarse a sí mismo. Aplicándose el psicoanálisis a sí mismo, pudo acceder a recuerdos de su infancia, y este autoanálisis le permitió formular la teoría del Complejo de Edipo. Freud realizó este autoanálisis luego de asociar las pesadillas y los períodos depresivos que enfrentó con la muerte de su padre.
El complejo de Edipo es cuando un niño se enamora de su madre y siente celos del padre. ¡Sí, así como lo oyen! Según Freud, esto es normal durante el desarrollo psicosexual del niño, pero si no se supera, puede convertirse en un problema serio en la vida adulta.
Pero la cosa no acaba ahí. Si una niña se enamora de su padre y siente celos de la madre, ¡también hay un nombre para eso! Se llama Complejo de Electra. Y no, no tiene nada que ver con una película de Quentin Tarantino.
El complejo de Edipo es como una telenovela de drama psicológico, donde los niños tienen que superar sus sentimientos por sus padres y seguir adelante en su vida.
En el Complejo de Edipo, Freud argumentó que los niños varones pasan por una fase en la que se enamoran de su madre y, por lo tanto, desarrollan sentimientos hostiles hacia sus padres. Más tarde, Carl Jung, un famoso psicoanalista influenciado por Freud, teorizó que esto también sucedía en la relación entre las hijas y sus padres, lo que se conoció como el Complejo de Electra.
Freud también teorizó que, durante el Complejo de Edipo, surge el deseo sexual en los niños y esta experiencia se da a través de diferentes síntomas en niños y niñas. Los niños, según Freud, experimentan el «complejo de castración» y las niñas la «envidia del pene». Estas teorías de Freud fueron luego fuertemente criticadas por otros psicoanalistas.
En la Universidad de Viena, Freud estudiaba medicina y se interesó inicialmente por la bacteriología. Más tarde, Freud se involucró con la investigación en el laboratorio de neurofisiología, dedicándose a la disección de anguilas macho para estudiar su sistema reproductivo. Luego se dedicó a estudios que comparaban la estructura del cerebro humano con la de otros animales.
En 1881, después de casi nueve años de graduarse, Freud logró obtener la licenciatura en medicina, y ese año consiguió trabajo en el Hospital General de Viena. Freud continuó realizando sus investigaciones, las cuales estaban enfocadas en el campo de la neurología, y pronto comenzó a dar conferencias en esta área del conocimiento médico.
El interés de Freud se centró en las enfermedades psíquicas, llamadas histeria en ese momento. Freud consideró inadecuados los tratamientos de la época, ya que asociaban estas enfermedades con trastornos físicos.
Uno de los primeros experimentos de Freud fue tratar de tratar los dolores de cabeza y la ansiedad mediante el uso de cocaína. En ese momento, las drogas como la cocaína y la metanfetamina no estaban prohibidas y muchos las usaban indiscriminadamente. Freud incluso se autoadministró cocaína como parte de su experimento.
Inicialmente, creía que la cocaína era un medio eficaz para combatir la ansiedad, pero terminó abandonando este tratamiento cuando se dio cuenta de las consecuencias del uso de esta sustancia. Otro estudio promovido por Freud en esta etapa de su vida está relacionado con la afasia, un trastorno neurológico en el que la persona tiene gran dificultad para formular y comprender el lenguaje.
En 1885, Freud viajó a París para estudiar con Jean-Martin Charcot, un importante neurólogo de la época. Charcot era conocido por tratar a sus pacientes a través de la hipnosis. Lo que Freud aprendió de Charcot tuvo un enorme peso para formular sus teorías años después.
Con el surgimiento del nazismo en la década de 1930, Freud comenzó a enfrentar algunos problemas. En 1933, algunos de sus libros fueron quemados por los nazis en Alemania. Esto sucedió por el antisemitismo del nazismo, que asociaba las ideas de Freud con la decadencia del «mundo moderno». Con motivo de esta ocasión, Freud escribió irónicamente a un amigo diciendo: “¡Qué progresos estamos haciendo! En la Edad Media, me habrían quemado en la hoguera. Ahora se contentan con quemar mis libros”
En 1938, Freud se vio obligado a huir de Austria, debido al Anschluss, nombre con el que se conoció la anexión de Austria a la Alemania nazi. Como era judío, Freud terminó por mudarse a Londres, Inglaterra, donde murió poco más de un año después.
Al principio, Freud se mostró reacio a mudarse de Viena, pero se convenció de la necesidad de abandonar Austria después de que su hija, Anna Freud, fuera arrestada temporalmente por la Gestapo, la policía política del nazismo. Posteriormente, cuatro de las hermanas de Freud fueron asesinadas en campos de concentración.
Durante su juventud, Freud adquirió el hábito de fumar, primero cigarrillos, luego puros. Este hábito acabó provocando que Freud adquiriera un cáncer de boca en la década de 1920. Freud se sometió a más de 30 intervenciones quirúrgicas para combatir la enfermedad y acabó teniendo que extirpar parte de su mandíbula, viviendo en sus últimos años con una prótesis.
El cáncer de boca de Freud comenzó a causarle un dolor intenso. Por ello convenció a su amigo Max Schur para que le aplicara dosis excesivas de morfina, lo que provocó su muerte el 23 de septiembre de 1939. Las casas en las que vivió Freud en Freiberg en Mähren, Viena y Londres fueron convertidas en museos en honor a su legado.
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