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Origen de la Fanta🕒 Tiempo estimado: 4 minutos de lectura

La historia de Fanta es muy curiosa y un poco loca. La marca de refrescos Fanta fue creada en la Alemania nazi en el año 1941. Resulta que en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, el bloqueo comercial impidió la importación de Coca-Cola. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo vigente una política de prohibición de ingreso de productos y mercancías a ese país, lo que impedía que la fábrica alemana de Coca-Cola recibiera la materia prima para la elaboración de Coca-Cola, dejándola así sin posibilidad de continuar con su producción normal. Como resultado, la filial alemana de Coca-Cola tuvo que improvisar y crear una nueva bebida utilizando solo ingredientes disponibles localmente. Así nació Fanta, que literalmente significa «fantasía» en alemán. Durante este periodo de guerra Fanta se comercializaba exclusivamente en el mercado alemán.

Había dos hipótesis: cerrar la fábrica cuando faltaban los ingredientes base del producto principal, o buscar nuevos productos que permitieran mantener la fábrica en funcionamiento y para los que se dispusiera de materias primas en Alemania.

La dirección de la fábrica, a través de Max Keith, que era jefe de producción, dio el visto bueno a la creación de un nuevo producto, intentando que la empresa no se viera obligada a parar su actividad. Esta tarea fue encomendada al químico alemán Schetelig quien, después de algunos intentos, logró crear un refresco de color amarillento y sabor a manzana.

Como todos los productos nuevos, este también necesitaba un nombre. La forma de encontrarlo era lanzando un concurso entre los empleados de la empresa. El ganador fue un vendedor, llamado Joe Knipp, quien inspirado en la palabra alemana “Phantastischen”, (que significa “Fantástico”), la redujo y nombró a la nueva bebida Fanta. El hecho de que sea fonéticamente ideal para varios idiomas y fácil de pronunciar fue el factor decisivo para el nombre elegido.

Debido a las restricciones durante el período de guerra, su preparación dependía mucho de los ingredientes disponibles, que no eran abundantes y variaban mucho. Se aprovechaban restos de la elaboración de la sidra (fibra de manzana) e incluso un subproducto de la elaboración del queso (suero). Por esta razón, el nuevo producto no pudo crear una identidad definida, siendo constantemente alterado en su sabor. A pesar de ello, y en gran parte gracias a la enorme capacidad propagandística del régimen nazi, la bebida logró un rápido éxito entre el pueblo alemán.

¡Pero espera! La historia no acaba ahí. En los años 50, Coca-Cola recuperó el control de su filial alemana y empezó a producir Coca-Cola de nuevo. Pero no querían desperdiciar el éxito de Fanta, así que decidieron seguir vendiéndola junto a Coca-Cola. Fue solo más de una década después del final del conflicto mundial que Fanta reapareció en el mercado y comenzó a definir su identidad y conquistar el resto del mundo.

El 29 de abril de 1955, la fábrica italiana de Coca-Cola en Nápoles cambió el sabor de Fanta a una mezcla de malta y naranja, que es el sabor que acabó dándose a conocer a nivel mundial. La primera incursión de la nueva versión de Fanta fue en el mercado japonés en 1958. Fue exitosamente aceptada y al año siguiente llegó a Estados Unidos, dos años después a Argentina y en 1964 llegó a Brasil.

Fanta está actualmente disponible en 187 países y es la tercera marca más vendida de Coca-Cola Company.

Hoy en día, Fanta es una de las marcas de bebidas más populares del mundo, pero no se puede negar que tuvo un origen bastante loco y una historia única. – Inicialmente la gaseosa se elaboraba con edulcorante, posteriormente con azúcar de remolacha. Actualmente existen alrededor de 92 sabores diferentes de Fanta, los cuales están disponibles o no dependiendo de la cultura y costumbres del país al que se destinen.

La Fanta ha evolucionado más que un pokémon, y es que actualmente hay tantos sabores y colores que parece un arcoíris de burbujas. Ahora podemos encontrar desde la clásica Fanta de naranja, hasta la Fanta de sandía, fresa, manzana, uva, piña colada, ¡y hasta de queso! (aunque esa última solo existe en Japón, no preguntes por qué).

Además, ahora la Fanta viene en distintas presentaciones, desde la botella de vidrio de toda la vida, hasta la lata, el brik o el tereftalato polietileno, el PET. Y por si fuera poco, también han creado una versión light y zero para aquellos que quieren disfrutar del sabor sin preocuparse por las calorías. ¡La Fanta es toda una estrella de la bebidas gaseosas!

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