Los tres filtros de ‘Sócrates’🕒 Tiempo estimado: 6 minutos de lectura
La Actitud Estoica: los tres filtros de “Sócrates” contra los chismes
De esta forma, los tres filtros de Sócrates, como se los conoció, son un ejemplo del buen uso de la razón. Gran parte de nuestras reacciones cotidianas son irreflexivas y nos causan problemas, por lo que podemos utilizar estos filtros para someter nuestras actitudes al tamiz de la razón, haciendo que nuestras reacciones sean más cuidadosas y, quizás, más sabias. O al menos evitaremos problemas. Esto sigue siendo una especie de sabiduría.
El primer filtro era el de la verdad. Sócrates decía que antes de creer cualquier cosa que te dijeran, tenías que asegurarte de que era cierta. Y esto no solo significa creer en lo que dicen tus amigos o familiares, sino también en lo que lees o escuchas en los medios de comunicación.
El segundo filtro era el de la bondad. Sócrates decía que si lo que estás a punto de decir no es bueno, útil o necesario, entonces mejor no lo digas. Así que antes de propagar cualquier chisme, piensa si realmente es necesario y si no va a dañar a nadie.
Y finalmente, el tercer filtro era el de la utilidad. Sócrates decía que si lo que estás a punto de decir no es útil para ti o para los demás, entonces mejor cállate. Así que antes de difundir cualquier rumor, piensa si realmente sirve para algo o si solo está ahí para hacerte sentir importante.
El discurso de Sócrates: la prueba de los tres filtros
Supuestamente un día, el gran filósofo Sócrates se encontró con un conocido, quien le dijo:
– Sócrates, ¿sabes lo que acabo de escuchar sobre uno de tus alumnos?
– Un momento, respondió Sócrates. Antes de que me lo digas, me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la «Prueba de los tres filtros».
– ¿Tres filtros?
– Sí. – continuó Sócrates. – Antes de que me cuentes nada de mi alumno, es bueno pensar un poco y filtrar lo que me vas a decir.
El primer filtro es el filtro de la Verdad.
¿Estás completamente seguro de que lo que me vas a decir es verdad?
– Pues no… Me acabo de enterar en este mismo momento…
– Entonces, ¿quieres decirme sin saber si es verdad?
Vayamos al segundo filtro, que es Amabilidad.
¿Quieres decirme algo bueno sobre mi estudiante?
– No, al contrario…
– Entonces, interrumpió Sócrates, ¿quieres decirme algo malo de él que no sepas si es verdad? Bueno, aún podría pasar la prueba, porque todavía está el tercer filtro, el filtro de Utilidad. ¿Lo que me quieres decir me será útil?
– No pienso tanto…
– Entonces, concluyó Sócrates, si lo que quieres decirme no puede ser cierto, puede que no sea bueno y puede que no sea útil, ¿para qué contarmelo?
Pasando el filtro: la verdad
Verás, la verdad es como una piñata, todos quieren golpearla y obtener los dulces que hay dentro. Pero antes de golpearla, debemos asegurarnos de que no sea una piñata vacía, ¿no crees?
Imagina que te cuentan un chisme sobre tu vecino, que lo han visto robando en el supermercado. Pero antes de creerlo, ¿no sería mejor investigar y confirmar si es verdad o no? Podrías preguntarle directamente a tu vecino o a alguien de confianza que haya estado con él en ese momento. De lo contrario, podrías estar compartiendo una mentira como un loro, y eso no es nada divertido. ¡Mejor golpeemos la piñata de la verdad juntos y obtengamos los dulces reales!
Pasando el filtro: la bondad
El segundo filtro de Sócrates es como un filtro de Instagram, pero para nuestras acciones. Aquí es donde consideramos si lo que vamos a hacer es bueno o no.
Imagínate que estás a punto de robar una dona de la panadería, pero luego recuerdas el segundo filtro de Sócrates y te preguntas «¿Es esto bueno?». Y entonces te das cuenta de que robar no es exactamente una buena acción y decides pagar por la dona como una persona decente.
Este filtro es importante porque nos ayuda a no ser un completo desastre en nuestras acciones. Si todos pensáramos en la bondad antes de hacer algo, el mundo sería un lugar mucho mejor.
Pasando el filtro: la utilidad
Así que, imagina que estás a punto de decir algo, ¡pero espera! Antes de abrir la boca, Sócrates aparece de la nada y te pregunta: «¿Es útil lo que quieres decir?»
Y tú piensas: «¡Vaya, Sócrates, qué cortarrollos, vaya forma de fastidiarme la vida social!»
Pero en serio, la utilidad es importante en nuestras relaciones y comunicaciones. ¿De qué sirve decir algo si no tiene relevancia o no ayuda a la situación? Por ejemplo, si tu amigo está teniendo un mal día y te quejas de tus propios problemas que no tienen nada que ver con lo que está pasando, eso no es útil. Es mejor escucharlo y ofrecer palabras de aliento o ayuda práctica.
Otro ejemplo podría ser si estás en una reunión de trabajo y te vas por las ramas con historias que no tienen nada que ver con el tema en cuestión. No solo estás perdiendo el tiempo, sino que estás haciendo que los demás pierdan su tiempo también.
Así que, antes de decir algo, pregúntate: ¿Es útil? ¿Tiene relevancia en la situación? Si la respuesta es no, tal vez sea mejor guardar tus palabras para otro momento. ¡La utilidad es la clave!
Reflexión final y cómo aplicarlo en nuestra vida
Después de haber entendido la importancia de la verdad y la bondad en nuestras palabras, llega el momento de pensar en la utilidad. ¿Es lo que quieres decir realmente útil para la otra persona? Si no, ¿por qué lo estás diciendo? ¿Solo para llenar el silencio? ¿Para demostrar tu inteligencia? ¡Eso es inútil! Para ya, no hagas el bro.
Por ejemplo, si tu amigo está triste de verdad y te dice que está pasando por un mal momento, no le respondas con un chiste malo o una frase hecha vacía e inocua solo para aligerar el ambiente. En ese caso, la utilidad sería escucharlo, brindarle apoyo, analizar el contexto y empatizar con su situación, ¡no distraerlo con algo que no ayuda en nada!
Es importante recordar que no siempre lo que queremos decir es lo que la otra persona necesita escuchar en ese momento. Deberíamos ser conscientes de la utilidad de nuestras palabras y considerar si realmente van a ayudar o no.
En relación a lo expuesto, los tres filtros de Sócrates son una herramienta poderosa para la comunicación efectiva. Si aplicamos estos filtros en nuestra vida diaria, no solo hablaremos con más sabiduría, sino que también cultivaremos relaciones más profundas y significativas con aquellos que nos rodean.