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Origen de la aspiradora🕒 Tiempo estimado: 6 minutos de lectura

Una vez en la Edad Media, un rey se enfadó mucho con su esposa porque siempre estaba tirando los pétalos de las flores por todo el castillo. Entonces, para evitar tener que barrer todo el día, el rey decidió crear la primera aspiradora con una boca de dragón y un tubo de metal. Y así es como nació la primera aspiradora, aunque quizás era más adecuada para aspirar fuego que para limpiar el polvo.

Pero no fue hasta el siglo XIX que alguien tuvo la brillante idea de inventar una aspiradora moderna, y fue el inventor británico Hubert Booth quien la creó en 1901. Este genio se inspiró en las enormes máquinas que limpiaban el metro de Londres, pero en versión miniatura para el hogar. La primera aspiradora era tan grande que se llevaba en una especie de carro y se necesitaban dos personas para operarla. Pero al menos era más eficiente que la abuela con su escoba. La idea de crear un sistema que ayudara a eliminar el polvo y la suciedad de nuestros hogares se remonta al siglo XIX. Pero los primeros conceptos para este fin no eran los más adecuados, ya que los primeros aparatos funcionaban al revés de los actuales, soplando la basura en lugar de aspirarla, lo que provocaba que el polvo y la suciedad solo se movieran de un lugar a otro y no se eliminaran.

Además de este gran hándicap, el sistema era manual, trabajando únicamente con la participación de dos personas, una para bombear el aire y la otra para orientar el tubo en la dirección correcta. Incluso si una de las personas pudiera ser reemplazada por un sistema motorizado, el resultado obtenido sería el mismo, ya que el modo de funcionamiento del dispositivo continuó eliminando la suciedad.

Recién en 1869 el inventor estadounidense Ives McGaffey registró la patente de la que puede considerarse la primera aspiradora de la historia, a pesar de que su funcionamiento aún era bastante rudimentario. El aparato, de madera y lona, ​​se accionaba manualmente mediante la acción de una manivela que bombeaba la pólvora a un pequeño recipiente. Este aparato fue bautizado como “Torbellino” y se vendió, en su momento, por 25 dólares.

No fue hasta 1901 que apareció el primer dispositivo que creaba vacío. Su creador fue el ingeniero inglés Hubert Cecil Booth quien, tras ver una demostración de un dispositivo que soplaba polvo en un contenedor, llegó a la conclusión de que sería mucho más eficiente crear un sistema que aspirara la suciedad directamente.

Booth desarrolló un dispositivo que llamó «Puffing Billy» que inicialmente funcionaba con un motor de aceite. Su funcionamiento se basaba únicamente en la succión creada por una bomba de émbolo a través de largos tubos con boquillas en sus extremos. El aparato también contaba con un filtro de tela y los residuos se depositaban en un paquete cerrado. Las patentes de esta invención se concedieron a Booth en febrero y agosto de 1901.

Esta aspiradora era de grandes dimensiones, por lo que era necesario transportarla en un carro tirado por caballos, lo que impedía su comercialización a nivel doméstico. Quizás por eso Booth creó una empresa de limpieza que iba a las casas de sus clientes. El aparato estaba afuera encima del vagón y se pasaba un extenso tubo flexible por las ventanas de las casas para limpiar el interior.

Cuando la electricidad se volvió más común en los hogares, Booth inventó un motor de vacío eléctrico que era mucho más pequeño y eficiente que el anterior. En 1926 se vendió este modelo, llamado “Goblin”, que ya contaba con rodillos de cerdas para ayudar a remover la suciedad.

Desde entonces, todas las aspiradoras posteriores han utilizado el concepto de Booth, modernizando los dispositivos y haciéndolos más funcionales. La idea básica siempre ha sido la misma, con la caja que incluye el sistema de aspiración, el filtro de polvo y el receptor de residuos.

Hoover creó una máquina equipada con un cable con una bolsa de basura adjunta y ruedas. Electrolux, por su parte, incluyó la bolsa en una caja también equipada con ruedas y de gran maleabilidad.

A finales de los años 60, se creó la aspiradora de mano ligera y práctica, ideal para pequeñas operaciones de limpieza.

Actualmente casi todas las casas están equipadas con al menos uno de estos electrodomésticos o, las más modernas, con un sistema de aspiración central, que no requiere aparato pero mantiene exactamente el mismo concepto de funcionamiento.

Con el tiempo, la aspiradora se volvió más compacta, ligera y fácil de usar. La gente dejó de temblar ante la idea de tener que limpiar su casa y la aspiradora se convirtió en un electrodoméstico indispensable en todos los hogares. Ahora, ¡nadie se imagina su vida sin una! Y si alguien dice que no tiene aspiradora, probablemente sea un ser de otro planeta que no tiene que preocuparse por la suciedad.

Desde su origen hasta los tiempos más actuales la aspiradora ha evolucionado mucho, y hoy en día tenemos todo tipo de aspiradoras como te indico a continuación.

Aspiradoras de trineo: son las clásicas, las de toda la vida, las que arrastramos por toda la casa. Parecen una mascota robotizada que se alimenta de polvo y pelos de mascotas.

Aspiradoras de mano: son como los inions de las aspiradoras, pequeñitas pero poderosas. Sirven para limpiar rincones difíciles y para cuando quieres hacer limpieza exprés sin esfuerzo.

Aspiradoras verticales: son como el superhéroe de las aspiradoras, altas y fuertes. Tienen mayor capacidad y potencia para limpiar grandes superficies con facilidad.

Aspiradoras robot: ¡la evolución de la limpieza! Son como un amigo que te ayuda a limpiar sin esfuerzo, sólo apretando un botón. Son los nuevos dueños de la casa, y tú eres su mascota humana.

Aspiradoras de agua: parecen un invento de los magos, porque aspiran y limpian al mismo tiempo. Son como el amigo fiel que te ayuda a limpiar y desintoxicar el aire de tu hogar.

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