Intertextualidad🕒 Tiempo estimado: 6 minutos de lectura
La intertextualidad se refiere a la presencia de elementos formales o semánticos de textos, ya producidos, en una nueva producción textual. En otras palabras, se refiere a textos que presentan, en todo o en parte, partes similares o idénticas de otros textos producidos con anterioridad.
Esta intertextualidad puede estar explícitamente indicada en el texto o puede estar “disfrazada” por el lenguaje del autor. En cualquier caso, para que se entienda el significado de la relación establecida, el lector necesita identificar las marcas intertextuales y, en algunos casos, conocer y comprender el texto anterior.
En trabajos científicos, como artículos y disertaciones, es común citar ideas o información de otros textos. La cita puede ser directa, copia completa del pasaje necesario, o indirecta, cuando se explica la información deseada con sus propias palabras. Ambas formas entienden la intertextualidad, pues aprovechan ideas ya producidas para aportar nueva información.
La intertextualidad también puede ocurrir a nivel formal, cuando el autor repite elementos de la estructura anterior, pero cambia otros aspectos, construyendo así un nuevo texto, con vínculos explícitos a la producción anterior. Es muy común en géneros artísticos como la poesía y la música, en textos publicitarios, etc.
La intertextualidad, por tanto, es un recurso que se lleva a cabo entre textos, es decir, es la influencia y relación que uno establece sobre el otro. Así, determina el fenómeno relacionado con el proceso de producción del texto que hace referencia (explícita o implícitamente) a elementos existentes en otro texto, ya sea en términos de contenido, forma o ambos: forma y contenido.
A grandes rasgos, la intertextualidad es el diálogo entre textos, por lo que esta relación puede establecerse entre producciones textuales que presentan diferentes lenguajes (visual, auditivo, escrito), expresándose en las artes (literatura, pintura, escultura, música, intriga, cine), publicidad, programas de televisión, refranes, dibujos animados, entre otros.
En otras palabras, la intertextualidad puede explicarse como la relación o influencia entre dos o más textos; considerando las referencias existentes entre ellos.
Esto quiere decir que la intertextualidad es un elemento de la escritura, con el propósito de rescatar modelos y parámetros ya establecidos en otros textos.
Aunque sin querer, terminamos usando estas referencias automáticamente en nuestras producciones textuales. Es importante señalar que el elemento no solo está presente en el trabajo de los escritores o productores de contenido, sino que también ocurre en:
- Correos electrónicos;
- Canciones;
- Mensajes personales;
- Publicaciones periodísticas.
La gran ventaja de la intertextualidad es que, cuando se usa de manera estratégica e inteligente, puede enriquecer el texto, ya que permite una explicación completa de un tema determinado.
Y la forma más fácil de entender el tema es conociendo sus clasificaciones y tipos. Entonces, sigue leyendo y comprende cómo aplicar este elemento en tus próximas producciones.
Tipos de intertextualidad
Hay muchas formas de lograr la intertextualidad, siendo los tipos más comunes de intertextualidad:
Parodia: perversión del texto anterior que aparece generalmente, en forma de crítica irónica de carácter humorístico. Del griego (parodès) la palabra “parodia” está formada por los términos “para” (similar) y “odas” (canción), es decir, “una canción (poesía) similar a otra”. Esta función es muy utilizada por los programas humorísticos.
Paráfrasis: recreación de un texto existente manteniendo la misma idea contenida en el texto original, pero con el uso de otras palabras. La palabra “paráfrasis”, del griego (paraphrasis), significa “repetición de una oración”. En la paráfrasis, también hay una referencia a la fuente. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la cita, aquí el autor utiliza sus propias palabras para reproducir lo dicho en el texto fuente. En otras palabras, la paráfrasis reafirma lo dicho en la referencia, pero recrea el texto de forma diferente aunque manteniendo la idea original.
Epígrafe: recurso muy utilizado en trabajos, textos científicos, de artículos, reseñas, monografías, ya que consiste en la adición de una oración o párrafo que tiene alguna relación con lo que se tratará en el texto. Del griego, el término “epígraphe” está formado por las palabras “epi” (posición superior) y “graphé” (escritura). Como ejemplo podemos citar un artículo sobre Patrimonio Cultural y el epígrafe del filósofo Aristóteles (384 aC-322 aC): “La cultura es el mejor consuelo para la vejez”.
Citación: Adición de partes de otras obras en una producción textual, de manera que dialoga con ella; se suele expresar entre comillas y cursiva, ya que se trata de la enunciación de otro autor.
Alusión: Se refiere a elementos presentes en otros textos. Del latín, la palabra “alusión” (alludere) está formada por dos términos: “ad” (to, to) y “ludere” (to play).
La cita implica la transcripción exacta del texto, acompañada de la identificación de la fuente. En general, este tipo de intertextualidad se marca con comillas en el texto y se introduce con dos puntos.
La cita es ampliamente utilizada como recurso de autoridad y ayuda a dar más credibilidad al texto.
Clasificaciones de la intertextualidad
La intertextualidad se divide en dos categorías: explícita e implícita. Así, entenderemos mejor las características de cada uno de estos grupos.
Intertextualidad explícita
La modalidad explícita es aquella en la que la referencia que el autor está utilizando en su texto es clara para el lector.
Un ejemplo son las comillas, que suelen ir marcadas entre comillas. De esta manera, se establece una relación directa y clara con el texto fuente.
Las principales características de esta categoría son:
- Fácil identificación de la intertextualidad por parte del lector;
- Sin necesidad de conocimientos previos;
- Relación directa con el texto original.
- Intertextualidad implícita
En cambio, la modalidad implícita es más sutil. Implica una referencia indirecta al texto fuente, lo que requiere que el lector tenga un mayor bagaje cultural para comprender la relación entre los textos.
Un ejemplo son las alusiones, que aparecen en la producción textual en una forma que sólo se sugiere, pero sin explicación del origen.
Las principales características de esta categoría son:
- Difícil identificación de la intertextualidad;
- Necesidad de conocimientos previos;
- Relación indirecta con el texto original.