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Descubrimiento de América🕒 Tiempo estimado: 14 minutos de lectura

Reunámonos hoy para hablar de un suceso de suma importancia, aquel que cambió el curso de la historia y que, a su vez, nos dejó a todos preguntándonos cómo era posible que los hombres pudieran navegar tanto tiempo sin quejarse por la falta de comodidades modernas. Sí, me refiero al descubrimiento de América.

Ahora bien, antes de que el buen Cristóbal Colón se topara con estas tierras, la gente solía pensar que el mundo era plano, lo cual es muy curioso, pues solo hay que fijarse en cómo ruedan las naranjas para darse cuenta de que algo no cuadra en estos discursos terraplanistas. Sin embargo, el valiente Colón, con su astucia y determinación, se embarcó en un viaje hacia lo desconocido, convencido de que encontraría algo más que un abismo en el horizonte.

Un buen día allá por 1492, mientras navegaba por un océano que parecía no tener fin en el horizonte, Colón y sus hombres se encontraron con un trozo de tierra desconocida. Aunque, debo admitir, no es que fuera un gran descubrimiento, ya que los nativos ya sabían que estaba allí desde hacía mucho tiempo y ellos mismos ya se habían descubierto entre sí. Pero como suele suceder, la historia tiende a favorecer a quienes escriben los libros, y así fue como América fue «descubierta» por el viejo mundo.

El verbo “descubrir” nos trae algunos problemas, por supuesto, y ha habido una tendencia a evitarlo o contextualizarlo en el medio historiográfico siendo que generalmente se atribuye esta hazaña histórica a Cristóbal Colón a pesar de no saberlo él mismo. De todos modos, Colón, que sepamos, desconocía que había llegado a un nuevo continente y, para ser sincero, tampoco hay certeza de que Américo Vespucio llegara a esa conclusión.

Sea como fuere aquí estamos todos juntos en este nuevo mundo, compartiendo historias y forjando destinos, gracias a aquel hombre que se atrevió a desafiar lo desconocido y nos dejó con una moraleja: nunca subestimes el poder de un hombre decidido a probar que el mundo es redondo y no una torta plana.

A pesar de los conflictos y las diferencias culturales, el descubrimiento de América dejó una huella indeleble en la historia. Un continente nuevo se abrió al mundo, cambiando la forma en que los seres humanos concebimos nuestra propia existencia y la relación con el planeta. Quizás, en ese momento, Cristóbal Colón no se dio cuenta de la magnitud de su descubrimiento. Pero el legado que dejó ha sido imperecedero. América, un continente de inmensa belleza y diversidad, sigue siendo una fuente de asombro y admiración para todos aquellos que se aventuran a inspeccionarlo. Y todo gracias a un hombre que tuvo el coraje de seguir su sueño hasta el final.

Contexto histórico del descubrimiento

Era una época en la que los reinos ibéricos, principalmente Castilla y Aragón, comenzaban a crecer en poder y en tamaño. Se enfrentaron en batallas y disputas, pero también forjaron alianzas y matrimonios reales, como el de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Estos dos ladinos monarcas unieron sus reinos, convirtiéndose en una fuerza imparable que, con el tiempo, daría lugar a la España que conocemos hoy.

Ahora, no sería una historia completa si no les hablara de la expansión marítima europea. En aquellos días, el comercio y la inspeccionación estaban en pleno auge, y los europeos estaban ansiosos por encontrar nuevas rutas y territorios. Los portugueses, guiados por el infante Enrique el Navegante, se aventuraron hacia el sur, bordeando la costa africana y descubriendo islas y territorios exóticos. Mientras tanto, los españoles, liderados por Cristóbal Colón, se embarcaron en un viaje hacia el oeste, tropezando con un continente completamente desconocido: América.

Para ir acabando, pero no menos importante, déjenme contarles sobre los asombrosos avances en navegación y cartografía durante ese siglo. Como un buen pescador sabe que es necesario tener una caña y anzuelo adecuados, los navegantes y inspeccionadores de la época necesitaban instrumentos y conocimientos para llegar a tierras lejanas. Se desarrollaron astrolabios, cuadrantes y brújulas más precisas, y los cartógrafos comenzaron a elaborar mapas más detallados y exactos, aunque todavía con ciertos toques de imaginación y fantasía. Todo esto permitió a los valientes inspeccionadores aventurarse en territorios desconocidos, ampliando así los horizontes del mundo conocido.

Este fue un tiempo en el que la ambición, el ingenio y la audacia de los europeos permitieron que se expandieran, “descubrieran” y conquistaran el mundo. Y todo esto sucedió en aquel maravilloso y convulso siglo XV.

Cristóbal Colón y los viajes de conquista

Lo que algunos llaman un héroe y otros un genocida, podemos llamarlo también como un aventurero temerario, un hombre que se atrevió a ir más allá de los límites conocidos para descubrir un nuevo mundo.

Comencemos con su biografía. Cristóbal Colón nació en Italia, pero vivió gran parte de su vida en Portugal y España, donde convenció a los reyes de financiar su ambicioso proyecto de alcanzar las Indias navegando hacia el oeste.

Así fue como comenzó el proyecto colombino, una empresa arriesgada que muchos consideraron una locura. Pero Colón no se detuvo ante las críticas, sino que zarpó hacia lo desconocido con tres pequeñas carabelas y una tripulación valiente.

En su primer viaje, Colón descubrió lo que hoy conocemos como América, aunque él creyó haber llegado a las Indias. Desembarcó en una isla caribeña y fue recibido por los nativos con gran curiosidad y asombro. Colón quedó fascinado por las riquezas de estas tierras y decidió volver a España para informar de su descubrimiento.

Pero Colón no se detuvo ahí. Realizó tres viajes más, inspeccionando las Antillas y descubriendo el continente americano en su tercer viaje. Sin embargo, el cuarto viaje fue desafortunado, ya que Colón naufragó y pasó sus últimos años de vida en la pobreza y el olvido.

Hoy en día, Colón sigue siendo un personaje controversial, pero nadie puede negar el impacto que tuvo en la historia y la cultura del mundo. Sus viajes fueron el comienzo de una nueva era de inspeccionación y descubrimiento, y su nombre sigue resonando en la memoria colectiva.

Nuevos inspeccionadores y conquistadores

Fueron varios los inspeccionadores y conquistadores, quienes navegando los mares descubrieron nuevas tierras, subyugaron pueblos enteros y se adueñaron de sus riquezas. Sus nombres son leyenda y han dejado huella en los libros de Historia.

Empecemos por los portugueses, quienes al parecer eran los más ávidos en buscar nuevas tierras que saquear. Llegaron a América, encontraron a los indígenas y los bautizaron. ¡Pero qué gentiles eran! Primero los bautizaban y luego los esclavizaban, todo en el nombre de Dios, por supuesto.

Siguiendo con otros inspeccionadores, tenemos a Vasco Núñez de Balboa, quien descubrió el océano Pacífico. Y, ¿cómo lo hizo? Pues subió una montaña y de repente, ¡zas!, ahí estaba, el océano. No sé ustedes, pero para mí eso suena como una de esas historias que se cuentan en las tabernas después de unos cuantos tragos.

Luego tenemos a Fernando de Magallanes y su expedición que realizó la primera circunnavegación del mundo. ¿Por qué nadie les dijo que el mundo era redondo? Podrían haberse ahorrado un largo y peligroso viaje, pero supongo que no habría sido lo mismo sin los saqueos y la conquista.

Pasando ahora a Hernán Cortés y la conquista de México. Llegó a las costas mexicanas, se encontró con Moctezuma, lo secuestró y tomó el control del país. Nada como secuestrar a un líder para hacerse con el poder, eso es de primero de conquistador.

Para ir acabando, tenemos a Francisco Pizarro y la conquista del Imperio Inca. En este caso, podemos ver cómo un pequeño grupo de españoles logró conquistar a todo un imperio gracias a su tecnología superior, su armamento y su astucia. Aunque, según dicen, también tuvieron algo de suerte.

Impacto del descubrimiento en Europa y América

Empecemos por los cambios económicos y comerciales, que han sido de lo más entretenidos. ¿Se acuerdan de cómo los españoles llegaron a América y encontraron oro por todas partes? Pues bien, de repente todos se convirtieron en buscadores de oro y se olvidaron de todo lo demás, hasta de su propia higiene. ¡Qué bueno que no tenían internet en aquel entonces, si no la crisis de higiene hubiera sido aún peor!

Pero no todo es diversión y oro. La colonización y el sistema de encomiendas trajeron consigo un sinfín de problemas, especialmente para los nativos americanos. Imagínense, de repente llega un extraño y les dice que tienen que trabajar para él y rendirle tributo, ¡vaya sorpresa! Por supuesto, la respuesta de los nativos no fue muy agradable, y las cosas se pusieron bastante feas. Pero bueno, lo importante es que todos aprendimos de nuestros errores, ¿verdad?

Y hablando de errores, el choque cultural fue de lo más chistoso. Los españoles llegaron a América con sus costumbres y creencias, y los nativos tenían las suyas propias. Y bueno como era de esperar se pusieron a pelear como dos niños en el recreo. Y luego, para rematar, llegó la evangelización y los españoles intentaron convertir a todos al cristianismo. ¡Cómo si no tuvieran suficientes problemas ya!

Luego vinieron las sorpresas. La introducción de enfermedades fue una verdadera tragedia. Los españoles trajeron consigo enfermedades que los nativos americanos nunca habían visto antes, y las consecuencias fueron catastróficas. Muchas personas murieron, y las comunidades enteras fueron destruidas. Pero, como siempre, los españoles aprendieron la lección y nunca más volvieron a hacer algo similar.

Resistencia indígena y mestizaje

Esta una historia que no siempre ha sido contada de manera justa pues existen dos bandos y los victoriosos son quienes cuentan mejor sus historias. No olvidemos, sin embargo, a aquellos valientes que lucharon por sus derechos y por su supervivencia.

Desde el primer momento en que los colonizadores pusieron sus pies en estas tierras, los pueblos indígenas sintieron que sus vidas cambiarían para siempre. Muchos se resistieron desde el primer momento, defendiendo con uñas y dientes sus hogares y sus costumbres. Las luchas y rebeliones fueron una constante durante toda la época colonial, y aunque muchas de ellas fueron aplastadas con violencia, nunca dejaron de existir. Y es que la resistencia indígena era más fuerte de lo que los conquistadores hubieran querido admitir.

Pero a pesar de todas las adversidades, algo hermoso comenzó a surgir. Un nuevo tipo de persona empezó a aparecer en estas tierras, alguien que era la mezcla de las culturas europeas y americanas. Había nacido la población mestiza, una comunidad que trajo consigo un sinfín de tradiciones y costumbres que han moldeado a América tal como la conocemos hoy en día.

La influencia de las culturas indígenas en la América colonial fue enorme. Desde la comida, hasta la música y la religión, todo fue influenciado de una u otra forma por las costumbres de los pueblos originarios. Y aunque hubo momentos en que los colonizadores intentaron erradicar estas tradiciones, la cultura indígena siempre encontró una forma de prevalecer con fuerza.

Es una historia de valentía y de supervivencia, y de cómo la unión de dos culturas puede dar lugar a algo tan hermoso como lo que hoy conocemos como América Latina. No podemos olvidar a aquellos que lucharon por sus derechos y por su identidad, y debemos seguir celebrando la diversidad y la riqueza cultural de nuestra América y la unión de culturas.

Legado del descubrimiento de América

Para comenzar, debemos preguntarnos: ¿qué papel ha tenido América en la historia global? La respuesta es sencilla, pero no por ello menos impactante: el descubrimiento de América cambió para siempre el curso de la historia mundial. Desde entonces, América se convirtió en un actor fundamental en el juego geopolítico global, influenciando y siendo influenciado por otros continentes.

Pero no todo se trata de política y economía. La herencia cultural y lingüística dejada por los pueblos originarios y los colonizadores es igualmente importante. Aprendimos nuevas lenguas, descubrimos nuevos sabores, escuchamos nuevas historias y creencias. La herencia cultural de América es tan rica y variada que nos hace sentir afortunados de haberla conocido.

No podemos dejar de lado la reflexión sobre el «encuentro de dos mundos». Este encuentro trajo consigo tanto avances como tragedias. La llegada de los europeos a América marcó el inicio de la conquista y el sometimiento de los pueblos originarios. Fue un encuentro de culturas, pero también de choques culturales y conflictos bélicos. Debemos recordar el pasado, aprender de él y honrar la memoria de aquellos que sufrieron en el proceso.

El legado del descubrimiento de América es extenso y complejo, pero nos muestra que los encuentros entre culturas siempre serán una oportunidad para el aprendizaje y el crecimiento. Aprendamos de la historia, celebremos las diferencias culturales y trabajemos juntos por un mundo más justo y equitativo.

Un lugar llamado América

El nombre de América se le atribuye al italiano Américo Vespucio. Fue inicialmente un comerciante, incluso proporcionó suministros para los barcos de Colón en dos de sus cuatro viajes a América. Pero con el tiempo, el aburrimiento y las ganas de aventuras en lugares aún desconocidos le hicieron adentrarse en la carrera de navegante.

Inicialmente, Vespucio trabajó para los españoles como cosmógrafo y geógrafo de barcos, acompañando a los barcos a cartografiar las tierras descubiertas. Incluso participó en la expedición de Alonso de Ojeda, que en 1499 alcanzó e inició la colonización de la actual Venezuela (el nombre de «Venezuela», que significa «pequeña Venecia», se lo dio Ojeda), que el propio Colón ya había “descubierto” el año anterior.

En 1503 envió una carta a su antiguo jefe Lorenzo de Medici y utilizó la expresión “Nuevo Mundo” para referirse al nuevo continente. Durante los viajes de 1501 y 1503, escribió un informe de 32 páginas describiendo las personas y las tierras. Un editor italiano incluyó su descripción en una publicación bajo el título “El nuevo mundo y las nuevas tierras descubiertas por Amerigo Vespucci”. El libro fue un éxito editorial y pasó por 32 ediciones.

El nombre “América» aparece por primera vez en el mapa de Waldseemüller de 1507, con una nota explicativa respecto al nombre, diciendo que se debe al inspeccionador Amerigo Vespucci, afirmando que «descubrió» América (entonces entendida como solo la de América del Sur), pero es un documento con varias inconsistencias históricas, por lo que siempre es visto con reservas. Así, fue el cartógrafo Martin Waldseemüller quien adoptó el nombre de América, en femenino, al realizar un mapamundi en 1507. El cartógrafo alemán tomó esta decisión tras leer los escritos de Amerigo Vespucci. Se eligió el femenino porque las demás porciones continentales también fueron nombradas así: Europa, Asia y África.

Durante los siglos siguientes a su legado, la figura de Vespucci fue tomada como la de un usurpador, porque la gloria del descubrimiento del nuevo continente debía corresponder a Colón. Sin embargo, es necesario considerar lo dicho anteriormente, que Colón pensó que esa porción de tierra era la parte final de Asia. En poco tiempo se dio cuenta de que estaba en un lugar diferente y murió creyendo que era parte del continente asiático.

A su vez, en sus viajes al sur del continente observando la vegetación, el tamaño de la tierra y la población, Vespucci se dio cuenta de que esas tierras no tenían relación con Asia.

A pesar de esto, ni Amerigo Vespucci ni los florentinos ocuparon el terreno encontrado. Por tanto, el mérito del descubrimiento recayó en quien ocupó y pobló el nuevo continente, Cristóbal Colón. Las atribuciones siguen siendo motivo de discusión historiográfica.

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