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Prehistoria, ¿qué es y por qué es importante?🕒 Tiempo estimado: 14 minutos de lectura

El hombre prehistórico

Todos tenemos alguna idea de lo que es la Prehistoria, al fin y al cabo conocemos de dónde venimos o al menos en cierta manera. También nos imaginamos cómo eran esos primeros seres, con sus barbas largas, pelo por todo el cuerpo y ropajes peculiares. La prehistoria es un período que comprende aproximadamente cinco millones de años (bastantes para poder asimilarlos mentalmente), finalizando alrededor del año 6000 antes de Cristo. Este período es objeto de estudios de diferentes disciplinas, es decir, involucra a especialistas como arqueólogos, biólogos, paleontólogos, químicos, historiadores y muchos otros profesionales que tienen un interés en su conocimiento. Pero en términos estrictamente restringidos al lenguaje historiográfico (usado por historiadores profesionales), la Prehistoria puede ser calificada como el tiempo previo al surgimiento de las ciudades (es decir, la organización urbana de personas) y la escritura. Este largo período generalmente se divide en tres fases: el Paleolítico o Edad de Piedra, el Mesolítico y el Neolítico o Edad de Piedra Pulida.

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El hombre prehistórico

Generalmente, en un intento de definición básica, tendemos a llamar a nuestros antepasados del período en cuestión como hombres prehistóricos o cavernícolas debido a su hogar de asentamiento, las cavernas. Pero hay un nombre más apropiado para ellos: homínidos. Los homínidos pertenecen a una familia clasificada por Biología y titulada hominidae. Los humanos somos parte de esta “familia” de homínidos, al igual que los chimpancés, se estima que existe un nexo que nos une, un antepasado común. Sin embargo, no somos la especie de los chimpancés y mucho menos los homínidos que nos precedieron hace tanto tiempo aunque algo de cavernícolas nos queda. Los homínidos lograron, durante millones de años, desarrollar herramientas y utensilios domésticos complejos, no tanto como móviles u ordenadores pero tiene su gran mérito por ser el principio de lo que somos hoy. Consiguieron dominar el fuego, que servía tanto para calentar como para cocinar los alimentos los cuales tenían que conseguir con destreza y habilidad, y lograron hacer cosas aún más extraordinarias: desarrollar sistemas simbólicos, como urnas y cámaras funerarias, esculturas y pinturas rupestres, todo un sistema de comunicación ciertamente “primitivo”.

Estos homínidos se pueden dividir en orden cronológico. Los más antiguos pertenecen al grupo Ardipithecus ramidus, cuyo aspecto comprobado por la arqueología varía entre 5 y 4 millones de años. También hay otro ejemplo, el Australopithecus afarensis, cuya aparición en la Tierra varía entre hace 3,9 y 3 millones de años. Por otro lado, se produjo, más tarde, la aparición del género Homo. Estaba, por ejemplo, el Homo habilis, que vivió hace entre 2,4 y 1,5 millones de años. También encontramos al Homo erectus, entre 1,8 millones y 300 mil años. Luego llega el Homo neanderthalensis, hace entre 230 y 30 mil años. Los humanos pertenecemos al grupo Homo sapiens, que probablemente apareció hace unos 120.000 años, los más jóvenes desde tan largo periodo.

Paleolítico, Mesolítico y Neolítico

El período Paleolítico es el más largo, abarca desde 3 millones antes de Cristo hasta el año 10.000 antes de Cristo. Se caracteriza por el nomadismo (que quiere decir que se movían mucho y no se establecían en un lugar concreto) y el uso todavía precario de los utensilios. En el Neolítico, la segunda y más importante fase de la prehistoria, se produjo la revolución de la “piedra pulida”, que posibilitó el sedentarismo, cuando empezaron a asentarse en sitios fijos y no querían desplazarse, establecieron sus primeros hogares y trabajaron en las primeras formas de agricultura sistemática. Fue dentro de la “revolución neolítica” que nació el Homo sapiens y, en consecuencia, las primeras civilizaciones, caracterizadas por la fundición de metales, como el cobre y el hierro.

Paleolítico (5.500.000 – 10.000 a.C.)

Pero no nos adelantemos. Antes de llegar al momento más complejo de la Historia pasaron muchos años y el Paleolítico solo fue el comienzo. Durante este tiempo de evolución, tuvimos los primeros hombres en caminar bípedos (erguidos, sobre sus pies), los primeros capaces de desarrollar herramientas de piedra, los primeros en usar el fuego, fueron los primeros en todo pues ellos iniciaron el camino de la civilización. También tuvimos la migración de homínidos desde África (la cuna de los hombres) hacia otros continentes, como Asia y Europa.

La fase final del Paleolítico se caracteriza por hombres nómadas (sin domicilio fijo, se mudaban todo el tiempo), que constituían una sociedad de recolectores y cazadores, habitante de las entradas de las cuevas. Para ello, el hombre domó el fuego y su uso posibilitó que el ser humano espantara animales, cocinara jugosas carnes y alumbrara cuevas, además de obtener calor- y lo incluyó en su rutina, además de fabricar instrumentos de hueso, y de astillas.

En la organización de su sociedad relativamente pequeña, los hombres instituyeron la edad y la división sexual del trabajo. Es decir, la función de cada persona dentro del grupo dependía de su edad y género. Esto, en una sociedad de cazadores-recolectores, permitió una enorme evolución en el ámbito de la organización, y junto con otros hallazgos, como las armas, provocó el dominio humano sobre el medio ambiente, el territorio.

Continuando el ciclo evolutivo de esta sociedad primitiva, el hombre desarrolla el lenguaje oral con sonidos comienza a ilustrar animales y escenas de caza en las paredes de sus viviendas, las cuevas. A esta forma de arte, de carácter mágico, imprescindible para entender la sociedad paleolítica, le llamamos arte rupestre.

Además, el período paleolítico está marcado por el inicio de los rituales funerarios y por el culto a los muertos, cuyas tumbas estaban rodeadas de piedras, en una idea de protección de los cuerpos. Cada vez más evolucionados, los hombres perfeccionaron aún más la fabricación de armas, que incluían garfios, arpones, arcos, flechas y lanzas, y así caminaron hacia el siguiente período de la Prehistoria, llamado Mesolítico.

Período Mesolítico – (10.000 – 8.000 a. C.)

El período Mesolítico se caracteriza por ser un período de transición de una sociedad nómada a una sociedad sedentaria. Esto se debe a que durante los dos mil años que abarca, el ser humano comenzó a cultivar algunas especies de plantas, y también dio inicio a la domesticación de algunos animales aunque no tan cuidadas como en nuestros tiempos. También en este período tenemos el final de las glaciaciones (períodos en los que grandes porciones de la Tierra fueron cubiertas por hielo) y la Tierra comenzó a adquirir las características que presenta actualmente, como desiertos y densos bosques, en regiones templadas.

Es en este momento que el Hombre comienza a abandonar las cavernas, a medida que mejora el clima del planeta, y comienza a habitar las llanuras. Esto también fue posible mediante el uso del fuego para ahuyentar lo peligrosos animales y, debido a que tenían armas más sofisticadas, para sacrificarlos en caso de ataque y utilizarlos para su particular “nevera”. Todo esto, asociado al inicio de la agricultura y la ganadería, hizo que la sociedad humana fuera paulatinamente sedentaria (fija, adherida a una determinada región), sin embargo, este proceso sólo se consolida y completa en el Neolítico.

La sociedad mesolítica básicamente fue una época de mejoras y de optimización, es el preparativo para la transición, mejoró las tecnologías y las artes, con la mejora de las armas y la producción de instrumentos más elaborados, facilitada, por ejemplo, por el advenimiento de cerámica, creada por los hombres del Mesolítico. Y así caminó hasta el último período de la Prehistoria, al que llamamos Neolítico.

Período Neolítico – (8.000 – 4.000 a. C.)

Este es sin duda el período más complejo de la Prehistoria, porque es también el momento en que las cosas suceden con mayor rapidez, agilidad. Es en este período cuando se produce la sedentarización de la población humana (no toda, ya que algunos grupos permanecieron nómadas durante milenios, pero sí buena parte, la parte más evolucionada intelectualmente).

Tal sedentarización fue consecuencia de las prácticas agropastoriles, es decir, con el surgimiento y desarrollo de la agricultura y la ganadería, las personas se dieron cuenta de que ya no era necesario caminar por diferentes regiones para buscar alimento sino que podían quedarse sin vacaciones a otros lugares y pasar más tiempo en lugares fijos. Podrían cultivarlo o criarlo en una sola región. Estas áreas solían estar a orillas de grandes ríos, los cuales, con sus periódicas crecidas y sequías, inundaban y vaciaban las riberas, dejando una enorme capa de limo, que volvía el suelo rico, fértil y propicio para la agricultura y la ganadería. A este estallido agropastoral, a esta sedentarización de la especie humana, se le llama Revolución Neolítica.

Esta revolución, a su vez, hizo que diversas poblaciones humanas se unieran en grupos cada vez más grandes, ya que se necesitaban más personas para cultivar y domesticar animales que simplemente recolectar y cazar. Había una necesidad de más personas en los grupos, y luego cada vez más, junto con las tecnologías necesarias para el desarrollo de la agricultura, surgieron grupos más grandes y más complejos. Se formaron entonces las sociedades comunitarias, basadas en la cooperación entre todos los miembros del grupo.Más tarde, los seres humanos comienzan a tener un sentido del territorio y con ello disputas, guerras, chismes, traiciones y todo lo que ya podríamos imaginarnos.

Es decir, con el Neolítico comenzó a darse cuenta de que tenía un territorio y que lo necesitaba para producir, junto con su grupo, su sociedad. Este pensamiento llevó al surgimiento de las primeras tribus con el fin de proteger los territorios y también a la elección de los primeros jefes de estas tribus. En general, se elegían los hombres más viejos del grupo – notamos, entonces, los primeros signos de sumisión de la mujer al sexo masculino, ya que, antes, la mujer, generadora de vida, era respetada y admirada por todos los hombres, y ahora, no tenía el derecho político de ejercer el liderazgo de un grupo (aunque había excepciones).

Nuevamente, está el perfeccionamiento de varias tecnologías, como la invención de la rueda, y la confección de telas, además de la construcción de medios de transporte; también está el desarrollo de las primeras tecnologías con fines agropastoriles, como los primitivos arados, que facilitaron la agricultura y la ganadería de tal forma que se da la aparición de excedentes.

Estos excedentes de producción (lo que no consumía la tribu y sobraba), a su vez generaban intercambio con otras tribus, lo que, podemos decir, generó las primeras actividades comerciales, lo que llamaríamos la forma primitiva del comercio. Las poblaciones producían demasiado, no consumían, e intercambiaban lo sobrante con otros pueblos, practicando relaciones comerciales. También en esta época, el ser humano perfeccionó su arte, con pinturas figurativas y geométricas, y, además, esculturas en bajorrelieve. Tenemos los inicios del culto a la naturaleza, a los ancestros y a la diosa de la fertilidad. Por eso es notable que hayamos tenido una evolución gradual y significativa del pensamiento religioso.

En unos cinco mil años antes de Cristo, el hombre asimiló, agregó y desarrolló el uso del cobre en sus actividades y en sus instrumentos, como las armas. Posteriormente, aprendió a fusionar cobre con estaño, generando así bronce. El bronce, más resistente, reemplazó al cobre, y su uso continuó hasta el lejano año 1200 a.C. cuando fue reemplazado por hierro. A este período de desarrollo y manipulación de los metales, comprendido entre los 4.000 y 5.000 años antes de Cristo, lo denominamos Edad de los Metales. Todos los factores mencionados anteriormente, en conjunto, incitaron a la fusión de innumerables tribus, que, a su vez, generaron las ciudades-Estado y, más tarde, los primeros reinos e imperios.

En este rápido proceso de civilización se produce la formación de los primeros centros urbanos, en un proceso conocido como urbanización, y también está la reformulación político-administrativa de estas ciudades, que culminaría en las primeras civilizaciones. Antiguamente sociedades comunitarias de producción agropastoral, las sociedades entraron en un régimen en el que las tierras pertenecían al Estado, y eran administradas por una persona (los gobernantes, y, en el futuro, los reyes), y por una aristocracia (la clase de los nobles, los privilegiados frente al resto), lo que provocó el ascenso de unos pueblos en detrimento de otros, dando lugar a clases y las primeras desigualdades sociales. Este nuevo modo de producción se originó por la necesidad de coordinar las actividades agrícolas y pastoriles, ya que existía excedente y necesidad de comercialización.

También por la necesidad de protección, lo que motivó la elección de líderes y personas para ayudar en su trabajo. Con las fusiones de sociedades, los caciques se hicieron gradualmente más poderosos y las aristocracias también se fueron enriqueciendo. El sistema funcionaba de la siguiente manera: Las tierras pertenecían al Estado y eran administradas por sus gobernantes, quienes controlaban la producción y los excedentes.

El pueblo producía, sobre la tierra, atado a ella (no podía abandonarla), quedaba sometido a un régimen de servidumbre colectiva, y se quedaba con cierta parte de la torta como forma de pago. Mientras que la aristocracia, favorecida, se quedó con la mayor parte de la producción. Todo esto en lo que llamamos el modo de producción asiático. Llegamos, pues, a los primeros estados organizados, culminando en varios factores, que vimos antes, y al final de la Prehistoria. Los primeros estados fueron Egipto y Mesopotamia, cuya primera civilización (los sumerios) crearon la escritura e iniciaron la Edad Antigua. Pero eso es otra historia.

¿Por qué es importante estudiar la Prehistoria?

Estudiar esta materia es esencial para nuestra formación básica como seres humanos educados y no solo es importante porque sea una materia repetitiva a lo largo del periodo escolar. Te comento algunas razones por la que importa saber sobre este periodo y los seres que hubo en él:

  1. Comprender cómo evolucionó el ser humano

estudio de la Prehistoria nos permite entender cómo evolucionó el ser humano a lo largo del tiempo, desde que éramos cazadores-recolectores hasta que se crearon las primeras ciudades. Podemos conocer las herramientas, las tecnologías, las costumbres y las creencias de nuestros antepasados, lo que nos ayuda a entender cómo llegamos a ser lo que somos hoy.

  • Conocer cómo ha cambiado nuestro planeta

La Prehistoria es una forma de conocer la historia de nuestro planeta. Podemos saber cómo era el clima, los animales y las plantas hace millones de años. Así podemos entender mejor el mundo que nos rodea.

  • Valorar nuestra cultura y cuidarla

La Prehistoria es importante porque es parte de nuestra cultura. A través del estudio de la Prehistoria, podemos conocer de dónde vienen nuestras costumbres, nuestras creencias y nuestro arte. También podemos saber cómo nuestras acciones han afectado al medio ambiente y cómo podemos cuidarlo.

  • Entender cómo cuidar el medio ambiente

El estudio de la Prehistoria también nos ayuda a entender cómo nuestras acciones pueden afectar el medio ambiente. Así podemos tomar decisiones informadas para cuidar y preservar los recursos naturales para las futuras generaciones.

Para acabar con el tema abordado, estudiar la Prehistoria es importante porque nos ayuda a entender cómo evolucionó el ser humano, cómo ha cambiado nuestro planeta, valorar nuestra cultura y cuidarla, y entender cómo cuidar el medio ambiente.

Conocimiento, Educación y Formación