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De qué están hechas las cosas🕒 Tiempo estimado: 3 minutos de lectura

¿Has reflexionado alguna vez sobre la esencia de todo lo que nos rodea? Desde las estrellas que adornan el cielo nocturno hasta la hierba que pisa nuestros pies; desde las flores que colorean nuestros jardines hasta los árboles que ofrecen sombra y refugio; desde los animales que comparten nuestro mundo hasta los muebles que decoran nuestros hogares. Ahora, dirige tu mirada hacia tu propia mano. ¿Te has preguntado alguna vez de qué está hecha realmente? ¿Qué elementos constituyen no solo tu mano sino cada parte de tu ser?

La curiosidad por comprender de qué está compuesto todo lo que nos rodea es tan antigua como la humanidad misma. Imagina que tienes entre tus manos una barra de pan. Si comienzas a desmenuzarla, eventualmente llegarás a un pedazo tan diminuto que te será imposible dividirlo más. Pero, ¿existirá algo aún más pequeño que esa ínfima migaja?

Esta pregunta ha intrigado al ser humano desde tiempos inmemoriales. En la antigua Grecia, algunos filósofos, como Aristóteles, postulaban que todo estaba formado por cuatro elementos fundamentales: agua, tierra, fuego y aire. Sin embargo, esta teoría fue refutada con el paso del tiempo por varios científicos.

En la actualidad, entendemos que todo, desde lo más insignificante hasta lo más grandioso, está compuesto por minúsculas partículas denominadas átomos. Esta idea fue propuesta inicialmente por los filósofos griegos Leucipo y Demócrito alrededor del año 400 a.C., pero no fue hasta 1808 que el científico John Dalton proporcionó pruebas experimentales que confirmaron esta teoría.

Desde entonces, la ciencia ha avanzado significativamente en el estudio de los átomos, revelando aspectos fascinantes. Por ejemplo, los átomos son tan diminutos que resultan invisibles al ojo humano, incluso con el auxilio de microscopios extremadamente potentes. Para ilustrarlo, si pudiéramos alinear 1.000.000 de átomos, su grosor conjunto no igualaría el de un solo cabello humano.

Los átomos son tan pequeños que su estructura no puede ser capturada en fotografías o representaciones visuales tradicionales. En su lugar, se han desarrollado modelos que intentan explicar cómo serían. El modelo atómico más aceptado en la actualidad muestra que el átomo consta de un núcleo, compuesto por protones (partículas positivas) y neutrones (partículas neutras), alrededor del cual giran electrones (partículas negativas más pequeñas).

Los átomos, según este modelo, se agrupan para formar elementos. Por ejemplo, los átomos que contienen un solo protón en su núcleo constituyen el hidrógeno; aquellos con 8 protones forman el oxígeno; con 26 protones, el hierro; con 47 protones, la plata; y con 79 protones, el oro.

Así, los elementos pueden combinarse o mezclarse de diversas maneras para crear los materiales que conforman el mundo a nuestro alrededor y nuestro propio ser. Esta comprensión nos ofrece una perspectiva asombrosa de la complejidad y la belleza intrínseca de la naturaleza y de nosotros mismos.

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