Origen del teflón🕒 Tiempo estimado: 4 minutos de lectura
El teflón es una sustancia que se utiliza para hacer sartenes antiadherentes, para que la comida no se quede pegada y sea fácil de limpiar. Es lo que permite que puedas hacerte un huevo frito en condiciones correctas. Su origen se remonta a los años 30, cuando un químico llamado Roy Plunkett estaba tratando de crear un refrigerante nuevo y se topó con una sustancia resbaladiza y resistente al calor que resultó ser el teflón.
La historia del teflón es tan resbaladiza como la propia sustancia, ya que en un principio se utilizaba en aplicaciones militares y aeroespaciales, como en la fabricación de cohetes y aviones. Pero con el tiempo, se descubrió que también era perfecto para las sartenes y otros utensilios de cocina.
Y hablando de resbaladizo, el teflón se utiliza también en otras cosas como en la fabricación de tuberías y equipos médicos porque su superficie lisa evita que las cosas se peguen. ¡Hasta hay ropa hecha con teflón para evitar manchas! Pero si eres de los que prefiere mancharse, no te preocupes, seguro hay alguien que ha inventado un detergente con teflón para que las manchas se deslicen como si nada.
Este gran invento para las cocinas tiene su miga histórica. Hay descubrimientos que resultan de situaciones perfectamente fortuitas y que nada predeciría que sucederían. Esto es lo que le sucedió el 6 de abril de 1938 al doctor Roy J. Plunkett, científico del Laboratorio Jackson de DuPont en Nueva Jersey. Ese científico estaba trabajando con tres tipos diferentes de gas: freón, un gas congelante, CFC (clorofluorocarbono) y TFE o tetrafluoroetileno, un gas estable en condiciones ambientales. La idea era tratar de garantizar que el CFC también pudiera usarse como producto en refrigeración.
Sin embargo, cuando abrió la válvula para esparcirla, no pasó nada. Los dos técnicos le dieron la vuelta a la bomba y la sacudieron tratando de averiguar qué había sucedido. No parecía haber ningún problema, pero de repente notaron una pequeña cantidad de polvo blanco que comenzó a esparcirse. Después de inspeccionar los cilindros de tetrafluoroetileno, notaron que cada uno de ellos había formado una capa de una cera blanca, posteriormente identificada por Plunkett como un material polimerizado, al que llamó politetrafluoroetileno, PTFE.
Sin saberlo, se dieron cuenta de que habían hecho un gran descubrimiento, pues hasta entonces se pensaba que tanto el etileno clorado como el fluorado no podían polimerizar, habiendo fracasado todos los intentos anteriores. Además, esta nueva sustancia era extremadamente resistente y si su aplicación estaba bien dirigida, podría convertirse en un descubrimiento muy lucrativo.
Su patente se obtuvo en 1944, lo que, por las características del material y la época (mediados de la Segunda Guerra Mundial), dio como resultado que el primer uso del teflón fuera en su aplicación en el recubrimiento del material utilizado en el enriquecimiento de uranio, en el momento del desarrollo de la bomba atómica.
Después de la guerra, la idea de utilizar teflón en los utensilios de cocina surgió en 1950 de la mano de Louis Hartmann quien, conociendo las características del material, es decir, su resistencia a las altas temperaturas y su capacidad antiadherente, concluyó que esta aplicación sería una opción de éxito en la calidad y durabilidad de las ollas y sartenes en las que se utilizó.
Sin embargo, existía el problema de cómo aplicar dicho material a los equipos de aluminio. Hartmann creó una manera ingeniosa y efectiva. Aplicó ácido clorhídrico en la zona del utensilio donde pretendía aplicar el teflón, lo que creó pequeñas “fisuras” que le dieron porosidad al aluminio. Luego apliqué teflón y calenté todo a una temperatura de 400ºC durante unos minutos. De esta forma, se añadía continuamente teflón al aluminio, otorgándole resistencia y propiedades antiadherentes.
El éxito de esta aplicación fue exponencial y perdura hasta hoy. Cualquier cocinero que se precie sabe que el teflón es un elemento imprescindible en los utensilios de cocina que utiliza. El teflón es resistente a altas temperaturas (hasta alrededor de 500ºC), es insoluble en disolventes y resistente al ataque de ácidos corrosivos calientes. Este material consta de 100.000 átomos de carbono unidos a 2 átomos de flúor y eso es bastante.