Historia de los Derechos Humanos🕒 Tiempo estimado: 20 minutos de lectura
Para que un evento, un fenómeno social o un acontecimiento sea entendido en su totalidad, es necesario mirar su historia. Con los Derechos Humanos no podía ser diferente, ya que su conquista no se dio de la noche a la mañana, sino que se construyó socialmente en distintos periodos históricos.
La historia de los derechos humanos es una montaña rusa emocional. Comenzó con mucha injusticia, pero con mucho esfuerzo y lucha, hemos logrado algunos progresos. A veces hemos avanzado, a veces hemos retrocedido, pero nunca hemos dejado de luchar por la igualdad y la justicia para todos. La historia de los Derechos Humanos es, ante todo, el resultado de un proceso de luchas y conquistas que representan nuestro progreso como humanidad.
En primer lugar, es importante entender que los “derechos”, más allá del sentido jurídico de la palabra, están constituidos por valores que orientan a la sociedad y las normas elaboradas en ella.
La gente ha estado pensando sobre lo que es justo y correcto desde hace muchos siglos. Incluso los filósofos griegos como Platón y Aristóteles hablaban sobre la justicia y la igualdad. Pero después llegaron las religiones, como el cristianismo y el islam, y también pusieron en el mapa los derechos de las personas. Luego llegó la Ilustración y sucedió algo así como una explosión de ideas. Los pensadores ilustrados como John Locke y Jean-Jacques Rousseau decían que los gobiernos debían proteger los derechos naturales de las personas, como la vida, la libertad y la propiedad. Y para rematar, llegaron las revoluciones políticas como la Revolución Francesa y la Revolución Americana, en las que se exigieron derechos y libertades para el pueblo. Así, poco a poco, se fue cociendo la idea de que todas las personas merecen ser tratadas con igualdad y justicia.
Si bien hoy en día el término Derechos Humanos es muy conocido y los tenemos como derechos garantizados, es importante resaltar que no siempre fue así.
El origen de los Derechos Humanos
Esta historia es larga y tiene sus primeros momentos cuando el ser humano manifiesta su conciencia de la necesidad de vivir en grupo, organizándose en sociedades.
A medida que surgieron estos grupos, la vida de los individuos pertenecientes a ellos comenzó a basarse en las relaciones sociales, como la interacción cultural, religiosa, económica y la comunicación, que jugaron un papel muy importante para la armonía de esas sociedades.
Pero, para que estas relaciones funcionen bien, las normas se han convertido en un factor esencial, orientando la conducta y el comportamiento de todos aquellos que están sujetos a ellas. Es en este contexto de normas de sociedades nacientes que aparecen los primeros elementos de los Derechos Humanos.
El Cilindro de Ciro y la Ley de las Doce Tablas
Fue en el año 539 antes de Cristo cuando apareció el primero de estos elementos en la historia humana. Conocido como el Cilindro de Ciro, marcó la liberación del pueblo hebreo de Babilonia, además de permitir la libertad religiosa y establecer la igualdad racial en la región de Persia (ahora Irán). El Cilindro de Ciro es uno de los primeros documentos que habla sobre derechos humanos. Pero, ¿quién era Ciro? ¡Pues no, no era un personaje de Juego de Tronos! Era el rey de Persia en el siglo VI antes de Cristo, y tenía una manera muy interesante de gobernar.
Resulta que cuando conquistaba una ciudad, en vez de saquearla y esclavizar a la gente, Ciro les daba la libertad y respetaba sus costumbres y creencias religiosas. ¡Qué buena onda! Y para asegurarse de que todo el mundo supiera que él era el buen samaritano, mandó a hacer un cilindro de arcilla en el que se detallaban sus políticas de tolerancia y libertad. Por eso ahora se le conoce como el Cilindro de Ciro, aunque no sabemos si era un fanático de los cilindros o simplemente le parecía un buen formato para el documento.
En cualquier caso, este cilindro se convirtió en un modelo de gobernanza para muchos gobernantes posteriores. ¡Hasta hoy en día se habla de él como un ejemplo temprano de derechos humanos y gobernanza justa!
A modo de comparación, en el año 450 antes de Cristo (unos 89 años después del Cilindro de Ciro) se promulgó en la Antigua Roma la Ley de las Doce Tablas, que, a diferencia de la concepción social y humana del documento babilónico, permitía ejecutar a los bebés que nacieran con deficiencias o deformidades. La Ley de las Doce Tablas contenía 12 leyes que regulaban la vida cotidiana de los ciudadanos romanos.
La Ley de las Doce Tablas establecía reglas para casi todo: desde el pago de deudas hasta el matrimonio y el divorcio. Pero lo más interesante es que también incluía disposiciones sobre los derechos de los ciudadanos romanos. En una de las leyes, se establecía que todos los ciudadanos romanos tenían derecho a un juicio justo y que no podían ser condenados sin pruebas.
Esto fue un gran avance en términos de derechos humanos, ya que antes de la Ley de las Doce Tablas, las leyes romanas no estaban escritas y dependían del capricho de los gobernantes. Con la Ley de las Doce Tablas, los ciudadanos romanos tenían una idea clara de cuáles eran sus derechos y cómo se aplicaban las leyes.
Así, aunque su elemento original nació en la antigüedad, los Derechos Humanos tuvieron que pasar por un largo proceso de perfeccionamiento.
Derechos humanos en la Edad Media y Edad Moderna: Carta Magna y Declaración de Derechos
Fue recién en la Edad Media y en la Edad Moderna que comenzaron a aparecer más documentos que contenían en sus artículos fundamentos relacionados con los Derechos Humanos.
Un ejemplo es la Carta Magna de Inglaterra, de 1215, que tiene como mayor aporte la afirmación de que todo poder político debe estar legalmente limitado.
Parece poco, ¿no? Pero conviene recordar que en la Edad Media los derechos civiles eran prácticamente inexistentes. El orden social estaba claramente dividido entre clases socioeconómicas, lo que resaltaba la noción de que las personas no eran iguales entre sí y que, en consecuencia, no podían ser gobernadas por leyes iguales.
Otro documento importante, ya en la Edad Moderna, fue la Declaración de Derechos (Bill of Rights) en Inglaterra, en 1689, período que marca el inicio de la transición del absolutismo presente en Europa a un Estado liberal de gobierno, con un menor poder centralizado.
Este período de transición estuvo marcado por muchas luchas y guerras, como la guerra civil inglesa que comenzó en 1642 y terminó recién en 1688, con la Revolución Gloriosa.
Así, fue en este contexto en el que surgió la Carta de Derechos, que consolidaba la victoria del parlamentarismo inglés sobre el monarquismo, limitaba el poder de los soberanos y proclamaba la libertad de elección de los miembros del Parlamento.
A pesar de los avances, el pueblo seguía careciendo de varios derechos civiles, como el derecho a participar en el proceso electoral.
Declaración de Independencia de los Estados Unidos y Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de Francia
Todo comenzó en el siglo XVIII, cuando los colonos americanos se pusieron rebeldes contra los británicos y decidieron independizarse. ¿La razón? Pues, básicamente estaban cansados de que les cobraran impuestos y no les dejaran expresarse libremente.
Así que en 1776, un grupo de colonos se juntó para escribir la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. El documento decía que todos los hombres eran iguales y que tenían derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. ¡Vaya, qué motivados estaban! Aunque claro, eso de que solo mencionaran a los hombres no era muy inclusivo que digamos.
Todo comenzó en el siglo XVIII, cuando Francia era una monarquía absoluta dirigida por el rey Luis XVI y su esposa, María Antonieta. Pero la gente no estaba muy contenta con esta situación, especialmente la gente común que estaba harta de pagar impuestos exorbitantes y de no tener voz ni voto en la política.
Mientras tanto, en 1789, la chispa social se encendió cuando los parisinos se enfurecieron por la falta de pan y decidieron tomar la Bastilla, una prisión símbolo del poder real. A partir de ahí, se desató una serie de eventos que llevaron a la caída de la monarquía, la ejecución del rey y la reorganización completa del gobierno.
Pero no todo fue caos y guillotinas. Los revolucionarios también querían establecer un nuevo orden en el que los derechos humanos fueran respetados. Así que en 1789, se redactó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, un documento que establecía los derechos inalienables de todo ser humano, incluyendo la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Esta declaración fue un hito importante en la historia de los derechos humanos, ya que sentó las bases para futuras luchas por la igualdad y la libertad en todo el mundo. Y aunque la Revolución Francesa fue un período tumultuoso y sangriento, sus ideales de libertad y derechos humanos siguen siendo un recordatorio importante de lo que se puede lograr cuando la gente se une para luchar por una causa justa.
Similar a los americanos, los franceses se pusieron también en plan de escribir una declaración, aunque ellos le llamaron Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Esta vez, la cosa estaba más completa e incluyente, ya que decía que todos los hombres nacían libres e iguales en derechos, y que estos derechos incluían la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión, esto último bastante épico.
Esta importante carta fue escrita durante la Revolución Francesa, cuando los franceses decidieron que era hora de que los ciudadanos tuvieran más derechos. La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano es como una lista de deseos de los ciudadanos franceses. Deseaban cosas como la libertad, la igualdad y la fraternidad, que básicamente significan que todos los ciudadanos debían tener los mismos derechos y oportunidades. También querían la libertad de expresión, de prensa y de religión, lo que significaba que podían decir lo que quisieran sin ser perseguidos por el gobierno.
Además, la Declaración también establecía que la ley debía aplicarse por igual a todos, independientemente de su origen social o económico. Esto significaba que incluso los más pobres y desfavorecidos tenían los mismos derechos que los más ricos y poderosos. ¡Vaya progreso!
Para ir acabando, la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano también establecía que el gobierno debía ser elegido por el pueblo y que el poder debía estar en manos de la gente, no de un solo líder tirano. Esto garantizaba que el gobierno no se volviera loco y empezara a tomar decisiones locas sin el consentimiento del pueblo.
La abolición de la esclavitud y la lucha por los derechos civiles y políticos en Estados Unidos
Más adelante, durante un tiempo en que los pantalones eran de tiro alto y las pelucas de las damas eran más grandes que sus cabezas había una gran cantidad de esclavos africanos en Estados Unidos, y aunque muchos ciudadanos pensaban que era moralmente incorrecto, no parecía haber una solución ni los ciudadanos se implicaban en esta injusticia.
Pero a medida que pasó el tiempo, más y más personas se dieron cuenta de que la esclavitud era una práctica inhumana y cruel. Una de esas personas fue el gran Abraham Lincoln, que se convirtió en presidente de los Estados Unidos en 1861. Sabiendo que la esclavitud era un problema que tenía que ser abordado, Lincoln emitió la Proclamación de Emancipación en 1863, declarando que todos los esclavos en los estados en rebelión estaban libres.
Aunque esta proclamación no puso fin inmediato a la esclavitud en todo el país, fue un gran paso hacia la libertad de los esclavos. Y en 1865, después de años de guerra y conflicto, la 13ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos fue aprobada, eliminando la esclavitud en todo el país.
Pero aunque los esclavos ya no eran propiedad legal de sus amos, todavía enfrentaban discriminación y racismo en muchos aspectos de la vida. En la década de 1950, la lucha por los derechos civiles y políticos de los afroamericanos alcanzó un punto crítico, liderado por valientes activistas como Martin Luther King Jr. y Rosa Parks.
A través de protestas pacíficas, marchas y discursos, estos líderes inspiraron a millones de personas a unirse a su lucha por la igualdad de derechos. Y finalmente, después de muchos años de trabajo arduo y sacrificio, se aprobaron leyes como la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derecho al Voto de 1965, que garantizan que todas las personas, independientemente de su raza o color, tienen los mismos derechos y oportunidades.
Todavía hoy queda mucho por hacer para asegurar que todos los seres humanos sean tratados con igualdad y respeto. Pero la abolición de la esclavitud y la lucha por los derechos civiles y políticos en Estados Unidos demuestran que, con determinación y unidad, podemos trabajar juntos para lograr un mundo más justo y equitativo para todos.
La lucha por el sufragio femenino y la igualdad de género
A principios del siglo XX, muchas mujeres comenzaron a luchar por el derecho al voto. A veces, las mujeres que luchaban por el sufragio eran llamadas «sufragettes», que es una palabra muy rara pero que básicamente significa «mujeres que quieren votar».
En Estados Unidos, las sufragettes se reunían en marchas y protestas, y algunas incluso fueron a la cárcel por defender sus derechos. En el Reino Unido, una sufragette llamada Emily Davison incluso murió después de ser golpeada por un caballo durante una carrera de caballos para protestar por el sufragio femenino
Pero a pesar de la lucha, muchas mujeres tuvieron que esperar mucho tiempo para obtener el derecho al voto. En Estados Unidos, el sufragio femenino no se convirtió en ley hasta 1920, y en otros países, como el Reino Unido, no se logró hasta la década de 1910.
Pero la lucha por la igualdad de género no terminó con el derecho al voto. Las mujeres continuaron luchando por la igualdad en todos los aspectos de la vida, desde el trabajo hasta la educación y más allá. Gracias a la dedicación y el coraje de estas mujeres valientes, hoy en día las mujeres tienen más derechos y oportunidades que nunca antes. ¡Y eso es algo de lo que podemos estar muy orgullosos!
La Primera Guerra Mundial y la Liga de Naciones: la creación del concepto de derechos humanos
Después de tanto pelear y matar a todo el que se les ponía en su camino, los líderes mundiales se dieron cuenta de que quizás era hora de intentar evitar que algo así vuelva a suceder. Así fue como nació la Liga de Naciones en 1920, una organización internacional creada para mantener la paz y la seguridad en el mundo.
Pero la Liga de Naciones no solo se enfocó en mantener la paz, también trabajó para promover los derechos humanos. Por primera vez en la historia, se estableció la idea de que todos los seres humanos tienen derechos inalienables y que deben ser protegidos por la ley. La Liga de Naciones hizo hincapié en la protección de los derechos de las minorías, el trabajo infantil, la abolición del tráfico de personas y la mejora de las condiciones laborales, entre otros temas.
A pesar de que la Liga de Naciones no logró evitar la Segunda Guerra Mundial, su legado perduró y allanó el camino para la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, la cual ha continuado promoviendo y protegiendo los derechos humanos en todo el mundo.
La Segunda Guerra Mundial y la creación de la Declaración Universal de Derechos Humanos
En un mundo devastado por la Segunda Guerra Mundial, los líderes mundiales se dieron cuenta de que era hora de sentarse y hacer algo para evitar que este tipo de atrocidades volvieran a suceder. Así que se reunieron en la ciudad de París para crear la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Fue un momento emocionante, con países de todo el mundo trabajando juntos para asegurar que los derechos humanos se respetaran y protegieran en todas partes. ¡Incluso hubo fiestas con champán y movimientos de celebración!
Pero no fue fácil. Algunos países estaban preocupados por perder su propia autoridad, y otros simplemente no querían que se les dijera cómo debían tratar a su propia gente. Fue como intentar enseñar a un perro viejo algunos trucos nuevos.
Sin embargo, después de muchos debates y discusiones, finalmente se llegó a un acuerdo. La Declaración Universal de Derechos Humanos se convirtió en un documento histórico que establecía los derechos básicos que todos los seres humanos deberían tener. ¡Y así nacieron los derechos humanos modernos!
La Declaración Universal de Derechos Humanos es un documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Establece los derechos humanos básicos que deben ser protegidos en todo el mundo, incluyendo el derecho a la vida, la libertad y la seguridad personal, la libertad de pensamiento y de expresión, el derecho a la educación, la igualdad ante la ley y la protección contra la discriminación, la tortura y la esclavitud. La Declaración es considerada un hito importante en la historia de los derechos humanos y ha sido adoptada como base para la legislación y la política en todo el mundo.
Guerra Fría: el papel de las Naciones Unidas y la lucha por los derechos civiles y políticos en América Latina
En la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética estaban más tensos que una cuerda de violín. El mundo estaba dividido en dos bloques: el bloque capitalista, liderado por los Estados Unidos, y el bloque comunista, liderado por la Unión Soviética.
En medio de esta rivalidad, las Naciones Unidas desempeñaron un papel importante en la defensa de los derechos humanos. La ONU es como un club de amigos donde los países se reúnen para hablar de sus problemas y tratar de resolverlos juntos. La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la ONU en 1948, se convirtió en la carta de los derechos humanos más importante del mundo.
Entretanto, en América Latina, la lucha por los derechos civiles y políticos estuvo marcada por la lucha contra las dictaduras militares y la violencia política. Muchos países de la región sufrieron la opresión de regímenes autoritarios que violaban los derechos humanos de sus ciudadanos.
Pero no todo fue tristeza y desesperación. La gente se unió para luchar por sus derechos. Las mujeres, por ejemplo, lucharon por la igualdad de género y el derecho al voto. Las personas del colectivo gay también comenzaron a organizarse para defender sus derechos.
La Guerra Fría fue un período complicado para los derechos humanos, pero también fue un tiempo en el que la gente se unió para luchar por sus derechos. Las Naciones Unidas jugaron un papel importante en la defensa de los derechos humanos y América Latina fue el escenario de muchas luchas por la libertad y la justicia.
El carácter universal de los derechos humanos
Es en la primera mitad del siglo XX cuando tienen lugar dos hechos de proporciones y consecuencias globales: la Primera y la Segunda Guerra Mundial. La destrucción y los daños generados son gigantescos y, más que eso, fue un momento en el que se cometieron enormes violaciones y faltas de respeto a los Derechos Humanos.
En particular, la Segunda Guerra Mundial, que cobró la mayor cantidad de bajas (entre 70 y 85 millones), costó más dinero y provocó más cambios en el mundo que cualquier otra guerra en la historia.
Además, estuvo marcado por la discriminación y exterminio de grupos minoritarios, el más conocido de los cuales fue el Holocausto.
Las crueldades vividas repercutieron en la comunidad internacional y, tras el fin de la guerra, medio centenar de naciones, siendo Brasil una de ellas, se sensibilizaron y reunieron en la Conferencia de San Francisco (1945) y firmaron la Carta de las Naciones Unidas, fundando la Organización. de las Naciones Unidas (ONU).
Los objetivos de la Carta, y de la Organización en su conjunto, eran establecer la paz mundial y la seguridad internacional, instando a todas las naciones a adoptar medios pacíficos para resolver sus conflictos, a fin de no repetir los errores del pasado y prevenir un nuevo la guerra mundial se hizo realidad.
Los Derechos Humanos, entonces, se convierten en una preocupación mundial y se consolida el proceso de universalización, conformando el Sistema Internacional de Protección de los Derechos Humanos. Con esto, se reconoce la dignidad de la persona humana. En su Artículo 1, la DUDH establece que:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Partiendo del carácter universal del documento, toda persona está protegida por el simple hecho de existir y ser un ser humano. Porque, antes de ser ciudadano de su respectivo país, todo individuo es ciudadano del mundo a los ojos del derecho internacional.
Es decir, todo ser humano, independientemente de su nacionalidad, origen, nacionalidad, etnia, raza, sexo, idioma o religión, tiene garantizados todos los derechos fundamentales e inalienables establecidos en la Declaración Universal.
Entre estos derechos destacamos el derecho a la vida, la libertad, la justicia, el acceso a la seguridad social, la nacionalidad, el trabajo, la educación, la vivienda, el ocio, la salud, los servicios sociales, el bienestar, el vestido y la alimentación.
En otras palabras, los Derechos Humanos buscan que todas las personas, sin excepción, tengan todas las condiciones adecuadas para llevar una vida digna.
Actualmente, la Asamblea de las Naciones Unidas adopta, además de la Declaración, nueve principales tratados internacionales de derechos humanos, cada uno de los cuales cuenta con un Comité de expertos independientes que supervisan su implementación por parte de los estados miembros.
Recapitulación de los Derechos Humanos
Lo que se puede percibir al analizar, aunque sea someramente, toda la historia de los Derechos Humanos, es que sus pilares de construcción y sustentación siempre han estado basados en la libertad y en el principio de que el sujeto en foco es el ser humano en sí mismo.
Como se ha señalado, durante mucho tiempo la humanidad vivió bajo un régimen de centralización casi total del poder, en el que los derechos civiles y políticos eran prácticamente nulos.
Las personas no eran tratadas como iguales, ya que no tenían el reconocimiento de la igualdad, eran diferenciadas y discriminadas en los más diversos aspectos, ya fueran sociales, económicos, de género, religiosos, entre otros.
La conquista de la igualdad tardó en realizarse y hoy, al menos en el papel, existe. Es decir, los Derechos Humanos no nacen integrados con una idea de universalidad, esta idea se ha ido desarrollando paulatinamente en la historia y, ahora que hemos logrado esta victoria, tenemos la responsabilidad de defender estos derechos.