La Función Fática privilegia la interacción entre el emisor y el receptor de mensajes, es decir, entre el hablante y el interlocutor. Se utiliza en la apertura, establecimiento e interrupción de la comunicación. La función fática demuestra que todo acto comunicacional tiene su relevancia para la comunicación, incluso los actos de habla más ordinarios. Esta función está destinada a interrumpir, prolongar o establecer la comunicación.
La comunicación oral es uno de los medios más eficientes de interacción social. Desde la primera infancia, aunque todavía estamos en proceso de adquisición del lenguaje, nos vemos impulsados a desarrollar estrategias verbales para llamar la atención de nuestros interlocutores. Somos seres sociales, y el habla, aunque no es el único elemento posible, es uno de los elementos más importantes de la comunicación.
Cuando elaboramos un mensaje, insertamos nuestras intenciones en él, enfatizando así uno de los factores esenciales para la comunicación. Para ayudarnos en esta tarea, existen seis funciones del lenguaje, cada una de las cuales está centrada en uno de los elementos de la comunicación.
Esta función del lenguaje está presente principalmente en los saludos, despedidas y en los diálogos en general (conversaciones telefónicas, por ejemplo).
Promueve la interacción entre personas de habla;
Se utiliza al principio, en medio y al final de las conversaciones;
Énfasis en el contacto;
Prueba el canal de comunicación.
Todos los roles juegan un papel específico en la comunicación. La función fática del lenguaje se encarga de comprobar el buen funcionamiento del canal de comunicación. En algunos casos, la principal preocupación del remitente es mantenerse en contacto con el destinatario y, para ello, prueba el canal con frases como: “entiende”, “estás ahí”, “mira bien”, “mira”, etc. . Si recordó conversaciones telefónicas e incluso conversaciones en entornos virtuales, sepa que tenía razón, ya que este tipo de interacción verbal es uno de los mejores ejemplos de la aparición de la función fática.
Además de la preocupación por verificar la eficacia de la comunicación, la función fática también crea una especie de vínculo solidario entre los hablantes. Esto sucede cuando estableces un diálogo con alguien para hacer más agradable el ambiente, aunque no conozcas a tu interlocutor. Al utilizar la función fática, te mantienes en contacto con un interlocutor potencial, además de participar en las costumbres verbales que integran a las personas.
Ningún acto de habla, incluso los aparentemente banales, está desprovisto de intención y funcionalidad. Incluso las famosas “conversaciones de ascensor” sirven para ilustrar la importancia de la comunicación, aunque esté repleta de recursos fácticos que denotan falta de información e incluso cierta falta de vocabulario. Incluso los mensajes desprovistos de carga semántica pueden tener una función, demostrando así que todo acto comunicacional tiene su relevancia.
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