La ética es el estudio de la moralidad y la acción humana. Proviene del término griego «ethikos», que significa «carácter». Una sentencia ética es una declaración moral que establece lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, etc., en relación con una acción o decisión.

Cuando alguien aplica una sentencia ética a una persona, está haciendo un juicio moral. La ética estudia la moralidad y determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad. Por lo tanto, se define como la ciencia del comportamiento moral.

Es importante destacar que la ética no es coercitiva, ya que no impone castigos legales (sus normas no son leyes). La ética contribuye a la aplicación justa de las normas jurídicas en un Estado de derecho, pero en sí misma no es punitiva desde el punto de vista legal, aunque promueva la autorregulación.

La ética se divide en varias ramas, entre las cuales se encuentran la ética normativa (que estudia teorías como la axiología moral y la deontología) y la ética aplicada (que se refiere a áreas específicas de la realidad, como la bioética y la ética de las profesiones).

En cuanto a los autores fundamentales en el estudio de la ética, no se puede dejar de mencionar a Immanuel Kant, filósofo alemán que reflexionó sobre cómo organizar las libertades humanas y los límites morales. Otros autores que analizaron los principios éticos fueron Aristóteles, Baruch Spinoza, Jean-Paul Sartre, Michel Foucault, Friedrich Nietzsche y Albert Camus.

Ética en la filosofía

En la filosofía, la ética tiene como objetivo estudiar cómo los seres humanos actúan y se comportan, buscando descubrir qué motiva a las personas a actuar de determinada manera. En la ética filosófica, el estudio se divide en las siguientes ramas:

• Ética descriptiva: se ocupa del estudio de las bases morales de las personas, realizando investigaciones empíricas para conocer las creencias de las personas en relación con los valores morales.

• Ética aplicada: analiza cuestiones específicas que involucran a las personas en su vida privada o pública.

• Ética normativa: se centra en los medios prácticos para establecer acciones morales.

• Metaética: busca comprender los juicios, actitudes y afirmaciones éticas mediante el estudio de su naturaleza. Junto con las otras ramas, constituye las subramas tradicionales de la ética filosófica. Mientras que la ética normativa nos hace preguntarnos, por ejemplo, «qué debemos hacer», la metaética cuestiona «cómo saber si lo que estoy haciendo es correcto o incorrecto», buscando comprender la naturaleza de las actitudes éticas.

Además de estas ramas tradicionales, hay conceptos modernos como la ética de la virtud, que estudia las virtudes de la mente, como la honestidad, la bondad y el carácter, que se pueden adquirir. También se encuentra la ética moral, que analiza las acciones sociales.

La ética profesional se refiere a un conjunto de normas y valores de conducta aplicados en un entorno laboral con el objetivo de construir una relación de respeto y responsabilidad.

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