Saltar al contenido

Baños Romanos🕒 Tiempo estimado: 5 minutos de lectura

Baños Romanos

A los antiguos romanos les encantaba disfrutar de los baños. Las termas, accesibles y asequibles, eran una actividad comunitaria muy popular en la antigua Roma.

Aunque los griegos fueron los pioneros en sistemas de baño, los romanos llevaron esta tradición al siguiente nivel, incorporando hazañas de ingeniería y artesanía artística en la construcción de sus baños. Las estructuras sobrevivientes revelan complejos sistemas de calefacción por suelo radiante, elaboradas redes de tuberías e intrincados mosaicos.

Los baños romanos eran mucho más que lugares para la higiene personal; eran centros de actividad social, cultural y de ocio que reflejaban la complejidad y sofisticación de la sociedad romana.

Baños para toda la sociedad

Los baños romanos eran para todos, trascendiendo las diferencias de clase social. Aunque los más adinerados podían permitirse baños privados en sus hogares, los baños públicos eran una parte fundamental de la vida cotidiana. En Roma, se registraron asombrosos 952 baños en el año 354 d.C. Estos baños eran frecuentados por ciudadanos que buscaban relajarse, socializar, hacer ejercicio, coquetear o incluso hacer negocios.

Para los romanos, el baño no se limitaba a la higiene personal, era un pilar de la sociedad. Aquí tienes una introducción a los baños públicos en la antigua Roma.

Los baños romanos estaban al alcance de todos. Aunque las casas romanas tenían suministro de agua a través de tuberías de plomo, muchas solo contaban con un suministro básico debido a los impuestos que se aplicaban según el tamaño de la propiedad. Por lo tanto, los baños públicos locales ofrecían una alternativa más asequible, con tarifas accesibles para la mayoría de los hombres romanos libres. En ocasiones, como los días festivos, la entrada a los baños era gratuita.

Tipos de baños

Los baños se dividían en dos tipos principales. Los más pequeños, llamados balnea, eran de propiedad privada, pero estaban abiertos al público previo pago de una tarifa. Los baños más grandes, conocidos como termas, eran propiedad del Estado y podían abarcar varias manzanas de la ciudad. Las termas más grandes, como las Termas de Diocleciano, podían ser del tamaño de un campo de fútbol y albergar hasta 3.000 bañistas.

Participación del Estado

El Estado se esforzaba por hacer que los baños fueran accesibles para todos los ciudadanos. Incluso los soldados tenían baños en sus fuertes, como en Cilurnum en el Muro de Adriano o en el Fuerte Bearsden. Incluso las personas esclavizadas, que en la antigua Roma tenían pocos derechos, podían utilizar las instalaciones de baño donde trabajaban o las designadas en los baños públicos.

Normalmente, había horarios separados para hombres y mujeres, ya que se consideraba inapropiado que ambos géneros compartieran los baños. Sin embargo, esto no impedía que se produjeran encuentros sexuales, ya que a menudo se contrataban trabajadoras sexuales en los baños para satisfacer las necesidades de los bañistas.

Baños lujosos

Bañarse en la antigua Roma era un proceso lujoso y elaborado. Se seguían varios pasos para disfrutar de un baño completo en las termas romanas.

Primero, el visitante debía pagar la entrada y luego se desnudaba, entregando su ropa a un asistente. Después, era común hacer un poco de ejercicio para prepararse para el tepidarium, un baño tibio. El siguiente paso era el caldarium, un baño caliente que se asemejaba a una sauna moderna. La idea detrás del caldarium era que el sudor ayudaría a eliminar las impurezas del cuerpo.

Después de esto, un esclavo o una persona especializada aplicaba aceite de oliva en la piel del visitante y luego la rasuraba con una hoja delgada y curva conocida como estrígil. En los establecimientos más lujosos, se contrataban masajistas profesionales para este proceso. Luego, el visitante regresaba al tepidarium antes de sumergirse finalmente en el frigidarium, el baño frío, para refrescarse.

Los baños romanos no eran solo lugares para la higiene personal, sino que desempeñaban un papel importante en la sociedad. Además de los baños principales, también había una piscina para nadar y socializar, así como una palestra para hacer ejercicio. Los espacios auxiliares de los baños albergaban puestos de venta de alimentos y perfumes, bibliotecas y salas de lectura. Además, se llevaban a cabo representaciones teatrales y musicales en los escenarios. Algunos baños incluso contenían salas de conferencias y jardines formales.

Actividades recreativas

La evidencia arqueológica también revela prácticas inusuales en los baños romanos, como procedimientos médicos y dentales, comidas, juegos de azar y actividades como la costura.

La construcción de los baños romanos requería una ingeniería avanzada. Se debía garantizar un suministro constante de agua, lo que se lograba mediante una red de acueductos que se extendía por 640 kilómetros en Roma. Además, se utilizaba un sistema de calefacción mediante una caldera y un hipocausto que distribuía aire caliente debajo del suelo y las paredes, similar a la calefacción central y el suelo radiante modernos.

Los baños romanos se difundieron por todo el Imperio, y se aprovecharon de aguas termales naturales en las colonias europeas para su construcción. Algunos ejemplos famosos son Aix-en-Provence y Vichy en Francia, Bath y Buxton en Inglaterra, Aquisgrán y Wiesbaden en Alemania, Baden en Austria y Aquincum en Hungría.

Los baños de alta gama eran verdaderos monumentos de lujo, con mármoles, mosaicos, esculturas, fuentes y personal especializado para atender a los bañistas. También se convirtieron en lugares de culto en algunos casos, como el complejo de Bath en Inglaterra, donde los manantiales termales eran considerados sagrados y curativos.

📘Más contenidos educativos

Conocimiento, Educación y Formación