Revolución Puritana inglesa🕒 Tiempo estimado: 4 minutos de lectura
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Entre 1641 y 1649, Inglaterra fue escenario de la Revolución Puritana, un episodio clave dentro de la Revolución Inglesa que condujo a la instauración de la primera República en el territorio inglés (1649-1658), bajo la figura emblemática de Oliver Cromwell. Este período marcó un antes y un después en la historia inglesa, culminando con la Revolución Gloriosa y la instauración definitiva de una monarquía parlamentaria, desmantelando el sistema absolutista.
La Revolución Puritana se entiende mejor al considerarla como el enfrentamiento entre las emergentes fuerzas burguesas, producto del incipiente capitalismo inglés, y una nobleza anclada en estructuras feudales. Desde finales del siglo XVI, la burguesía inglesa había experimentado un notable fortalecimiento económico gracias al auge del comercio marítimo, innovaciones agrícolas y el desarrollo manufacturero, sentando las bases de la supremacía mercantil inglesa.
La autoridad de la dinastía Tudor había facilitado este fortalecimiento burgués, promoviendo una alianza con el Parlamento, donde tanto la burguesía como la nobleza encontraban representación política. No obstante, la transición de Isabel I a la dinastía Estuardo marcó un punto de inflexión en la política del reino.
Jaime I y su hijo Carlos I intentaron reforzar el poder monárquico y los intereses de una nobleza más conservadora, adoptando medidas que marginaban al Parlamento. Su origen escocés y la persecución a los puritanos calvinistas por su estricta adhesión al anglicanismo generaron un creciente rechazo hacia su gobierno.
El descontento alcanzó su punto álgido bajo el mandato de Carlos I, quien, presionado, firmó la «Petición de Derechos» en 1628, buscando proteger a los ciudadanos de impuestos y detenciones arbitrarias. Sin embargo, tras aumentar los impuestos en su beneficio, Carlos I disolvió el Parlamento en 1629 y adoptó un gobierno autocrático. La convocatoria del Parlamento en 1640, con el fin de financiar la represión de un levantamiento en Escocia, solo exacerbó las tensiones.
El intento del Parlamento por limitar el poder real provocó una nueva disolución por parte de Carlos I, desencadenando una guerra civil que pavimentó el camino hacia la Revolución Puritana.
Primera República inglesa
La Revolución Puritana, desencadenada entre 1641 y 1649 en Inglaterra, condujo al nacimiento de la primera República en el país bajo el liderazgo destacado de Oliver Cromwell. Este acontecimiento fue un pilar de la Revolución Inglesa, que culminó con la Revolución Gloriosa y el establecimiento de una monarquía parlamentaria, marcando el final del absolutismo inglés.
La raíz de la Revolución Puritana yace en el conflicto entre las clases sociales emergentes en el inicio del capitalismo inglés, especialmente entre la burguesía ascendente y una nobleza de tradición medieval. La economía inglesa había visto fortalecida a la burguesía desde el siglo XVI, gracias al comercio marítimo, la agricultura y la manufactura, iniciando la preponderancia del mercantilismo inglés.
La alianza entre la burguesía y la monarquía Tudor había afianzado el poder real junto al Parlamento, donde burguesía y nobleza encontraban representación. Sin embargo, la transición a la dinastía Estuardo alteró el equilibrio político, con Jaime I y Carlos I intentando reforzar el poder monárquico y alinear más estrechamente al reino con las prácticas medievales, lo que aumentó la tensión con el Parlamento.
Las diferencias religiosas también jugaron un papel crucial, especialmente entre la Iglesia Anglicana y el puritanismo, una corriente ideológica vinculada a la burguesía que promovía una relación más individualizada con lo divino, fuera del control eclesiástico.
Guerra civil
La guerra civil que estalló como resultado enfrentó a la nobleza y el clero anglicano contra un bloque compuesto por burgueses, pequeños comerciantes y artesanos, muchos de ellos puritanos o presbiterianos. La confrontación militar se dividió entre los Caballeros, leales a Carlos I, y los Roundheads, partidarios del Parlamento, destacando este último por su meritocracia y conciencia política.
El conflicto culminó en 1646 con la captura de Carlos I. Sin embargo, los intentos de negociación fracasaron, llevando a una radicalización de la revolución. En 1649, tras nuevos enfrentamientos y la consolidación del poder parlamentario, Carlos I fue ejecutado, estableciéndose una República.
Bajo Cromwell, se implementaron leyes proteccionistas para los comerciantes ingleses y se reprimieron los levantamientos realistas, finalizando la guerra civil. No obstante, la dictadura de Cromwell, instaurada tras disolver el Parlamento, duró hasta su muerte en 1658. La incapacidad de su hijo Richard para sostener la República condujo a la Restauración Monárquica con Carlos II.
Aunque la República Puritana tuvo un fin, las transformaciones sociales que impulsó prepararon el camino para la Revolución Gloriosa de 1688, consolidando una monarquía constitucional liberal y creando las condiciones para el avance del capitalismo en Inglaterra.