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Índice de Desarrollo Humano (IDH)🕒 Tiempo estimado: 8 minutos de lectura

Frecuentemente, al evaluar qué tan favorable es un país para vivir, se consideran indicadores económicos o el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Este índice compara la calidad de vida entre naciones, no solo en términos económicos, sino también sociales, ya que la riqueza por sí sola no define el progreso de un país.

El IDH permite no solo asignar un valor numérico, sino también identificar posibles carencias en áreas como salud y educación, ayudando a los gobiernos a enfocar esfuerzos para mejorar estos sectores hacia un mejor bienestar socioeconómico. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es una medida que parece sacada de un videojuego de civilizaciones, pero en vez de puntuar a los jugadores, puntúa a los países. Y no, no se trata de quién tiene más oro o más soldados, sino de algo mucho más épico: la calidad de vida de sus habitantes. ¿Te imaginas un marcador global que te diga cómo está jugando un país en la liga de la vida real? Eso es el IDH.

Qué es el IDH

Sin embargo, considerar el IDH como el único referente para determinar si un país es adecuado para vivir es un enfoque limitado. El IDH no abarca aspectos cruciales como la sostenibilidad, la democracia y la igualdad.

El IDH, una medida de progreso humano que considera la calidad de vida de la población de un país, fue conceptualizado en 1990 por el economista paquistaní Mahbub ul Haq, en colaboración con el economista indio Amartya Sen. Desde entonces, las Naciones Unidas han adoptado este índice para evaluar a los países miembros, a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (PNUD).

El IDH considera tres aspectos fundamentales relacionados con la calidad de vida: salud, medida por la esperanza de vida al nacer; educación, evaluada mediante tasas de alfabetización y escolaridad; e ingresos, reflejados en el Producto Interno Bruto per cápita. Estos criterios permiten calcular el IDH como el promedio de los índices de renta, educación y salud.

Para calcular el IDH se establece, por ejemplo, un valor máximo y mínimo para la esperanza de vida (85 y 20 años) y se compara con la esperanza de vida real del país. Así, si la esperanza de vida es de 74 años, el cálculo para este criterio sería:

74 – 20 / 85 – 20 = 0,830

Este enfoque integral del IDH ofrece una visión más completa del desarrollo humano más allá de la simple economía, aunque deja fuera factores igualmente importantes para definir la calidad de vida en un país.

Determinar nivel educativo

Para determinar el nivel medio de educación, se establecen parámetros máximos y mínimos, considerando ideal que el 100% de la población esté alfabetizada, mientras que el mínimo sería de 0% de alfabetización. Basándose en la tasa real de alfabetización, se realiza el cálculo correspondiente. De manera similar, la calidad de vida media se calcula mediante un logaritmo que considera el ingreso y el PIB per cápita, aplicando valores máximos y mínimos predefinidos.

Una vez obtenidos estos tres promedios (salud, educación e ingresos), se calcula el promedio final entre ellos para determinar el valor del IDH. Un resultado cercano a 0 indica una calidad de vida deficiente en el país, señalando fallos en los sectores de educación, salud y economía. Por el contrario, un resultado cercano a 1 refleja una alta calidad de vida, evidenciando la efectividad de las políticas públicas en estas áreas. El IDH se clasifica en categorías que van desde bajo desarrollo hasta desarrollo muy alto.

En el ámbito global, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sugiere que la integración de políticas en áreas sociales como la educación y la salud es clave para mejorar el desarrollo humano. El ranking mundial, por tanto, destaca a aquellos países con las mejores políticas en estos campos.

→ Países con el IDH más alto (2018):

  1. Noruega – 0,953
  2. Suiza – 0,944
  3. Australia – 0,939
  4. Irlanda – 0,938
  5. Alemania – 0,936
  6. Islandia – 0,935
  7. Suecia – 0,933
  8. Singapur – 0,932
  9. Países Bajos – 0,931
  10. Dinamarca – 0,929

→ Países con el IDH más bajo:

  1. Níger – 0,354
  2. República Centroafricana – 0,367
  3. Sudán del Sur – 0,388
  4. Chad – 0,404
  5. Burundi – 0,417
  6. Sierra Leona – 0,419
  7. Burkina Faso – 0,423
  8. Malí – 0,417
  9. Liberia – 0,435
  10. Mozambique – 0,437

Desarrollo de ideas del IDH

El IDH es como el termómetro de la salud de una nación, pero en lugar de medir fiebre, mide tres cosas superpoderosas: la expectativa de vida (sí, cuánto esperas vivir), el nivel de educación (o sea, cuánto sabes o puedes aprender) y el ingreso per cápita (lo que vendría a ser la pasta que ganas). Esta combinación no es aleatoria; es una receta magistral que nos dice si un país es el lugar de tus sueños o si es más bien una pesadilla en términos de oportunidades y bienestar.

Conceptos clave sobre el IDH

Aquí entramos en la cocina del IDH. Primero, la expectativa de vida: esto es directo, mientras más, mejor. Significa que la salud del lugar te permite planear tu retiro en la playa o en las montañas. Segundo, el nivel de educación: se mide por años de escolaridad. Es como decir, ¿tienes las herramientas para conquistar el mundo? O al menos, para entenderlo y mejorar tu situación. Y tercero, el ingreso per cápita: esto nos dice si en promedio, la gente puede permitirse más que las necesidades básicas, como un viaje a Marte, o al menos, a la playa más cercana.

El IDH no nació de un repollo. Fue ideado en 1990 por el economista pakistaní Mahbub ul Haq, con la colaboración del premio Nobel Amartya Sen. Su idea era revolucionaria: cambiar el foco de las cifras del PIB, que solo hablan de la riqueza de los países, a cómo esa riqueza se traduce en bienestar para la gente. Desde entonces, el IDH ha evolucionado, convirtiéndose en una especie de brújula para los países que quieren mejorar no solo su economía, sino la vida de su gente.

10 Datos interesantes y curiosidades sobre el IDH

  1. Noruega suele liderar el ranking. Es como el estudiante que siempre saca dieces.
  2. Aumento Global: La mayoría de los países han mejorado su IDH en las últimas décadas, lo cual es un win enorme para el planeta.
  3. Diferencias: A veces, países con economías potentes no tienen un IDH tan alto como esperarías. Dinero no siempre es igual a calidad de vida.
  4. IDH ajustado por Desigualdad: Existe una versión del IDH que tiene en cuenta la desigualdad dentro de un país. Es el chismecito que revela quién está acaparando toda la tarta.
  5. El papel de las mujeres: Cuando se ajusta por desigualdad de género, algunos países caen estrepitosamente en el ranking. Sí, todavía queda mucho por hacer.
  6. Innovaciones: Algunos países saltan varios puestos gracias a innovaciones en educación y salud, demostrando que con ideas frescas se puede avanzar rápido.
  7. El impacto del medio ambiente: Está empezando a considerarse cómo la degradación ambiental afecta al IDH. Spoiler: no es positivo.
  8. Sorpresa en el Caribe: Pequeños estados insulares, a menudo ignorados, muestran un IDH impresionantemente alto. Son los underdogs del ranking.
  9. Cambio Climático: El cambio climático es el nuevo desafío para el IDH. Países con altos índices podrían ver afectada su posición si no se ponen las pilas con el medio ambiente.
  10. Datos en Tiempo Real: Aunque el IDH se publica anualmente, hay movimientos constantes y ajustes que se hacen para reflejar la realidad lo más certeramente posible.

Preguntas y respuestas comunes sobre el IDH

  • ¿Puede un país con un PIB alto tener un IDH bajo? Sí, porque el IDH mira más allá del dinero; considera cómo se vive realmente en ese país.
  • ¿Es el IDH el único indicador que importa? No, pero es una de las herramientas más completas para medir el bienestar y desarrollo humano. Hay otros indicadores, como el Índice de Felicidad, que también aportan otra perspectiva.
  • ¿Cómo puede mejorar un país su IDH? Invertir en salud, educación y en reducir las desigualdades. Suena simple, pero requiere compromiso y acciones concretas.
  • ¿Influye la tecnología en el IDH? Absolutamente. La tecnología puede impulsar la economía, mejorar la educación y el acceso a servicios de salud. Es un motor clave para el desarrollo.

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