Saltar al contenido

Guerra de Irak🕒 Tiempo estimado: 2 minutos de lectura

Tras ser blanco de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos, bajo la presidencia de George W. Bush, emprendió lo que denominó una «guerra contra el terrorismo», apuntando a regímenes que consideraba amenazas para la paz mundial. Este enfoque llevó a Bush y su equipo a abogar por intervenir en países que conformaban el denominado «eje del mal», incluido Irak, gobernado en aquel entonces por Saddam Hussein.

En el año 2002, Estados Unidos intentó convencer a las Naciones Unidas de que Irak poseía un arsenal de armas químicas. A pesar de estas afirmaciones, las inspecciones de la ONU en Irak no lograron corroborar las acusaciones estadounidenses. Ante la falta de evidencia concreta, la ONU se negó a autorizar una invasión militar. Sin embargo, desoyendo esta decisión, Bush obtuvo el respaldo del Reino Unido para proceder con la invasión.

La ofensiva militar angloamericana comenzó en marzo de 2003, logrando un rápido control sobre Bagdad, lo que resultó en la muerte de más de 1.000 personas tras los primeros ataques. En el mes siguiente, las fuerzas invasoras consolidaron su control sobre la capital, enfrentando la resistencia de las milicias leales a Saddam Hussein.

Para mayo, la ONU eliminó los embargos económicos contra Irak y reconoció a la Autoridad Provisional de la Coalición como el nuevo gobierno, a pesar del escepticismo generalizado. A finales de ese año, Saddam Hussein fue capturado y posteriormente ejecutado tras ser hallado culpable de crímenes contra la humanidad.

Sin embargo, la ocupación enfrentó la resistencia de grupos terroristas, y en 2005, Irak celebró elecciones para formar una Asamblea Constituyente, aunque los ataques terroristas y los conflictos sectarios entre chiítas y suníes amenazaban la estabilidad del país. Se estima que más de 100.000 civiles perdieron la vida durante el conflicto.

A lo largo de la guerra, Estados Unidos y sus aliados intentaron justificar la intervención afirmando que promovían la instauración de gobiernos justos y democráticos. Sin embargo, nunca se demostró la existencia de un arsenal de armas de destrucción masiva en Irak. Críticos de la guerra sugieren que las verdaderas motivaciones detrás de la invasión incluían la reafirmación del dominio estadounidense post-11 de septiembre y el control sobre las ricas reservas petroleras iraquíes.

📘Más contenidos educativos

Conocimiento, Educación y Formación