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Soviets y gobierno provisional ruso🕒 Tiempo estimado: 2 minutos de lectura

Uno de los aspectos más notorios del periodo revolucionario ruso, entre la Revolución de Febrero y la Revolución de Octubre de 1917, fue la coexistencia de dos autoridades: los soviets y el gobierno provisional. Esta división en el poder político, sumada a la implicación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, culminó en octubre de 1917 con la ascensión al poder del estado por parte de los bolcheviques y los socialistas revolucionarios de izquierda.

Tras el derrocamiento de la monarquía rusa en febrero de 1917, emergió un gobierno provisional, resultado de la coalición entre las facciones liberales burguesas y el Sóviet de Petrogrado, la capital rusa. La alianza se desvaneció rápidamente, principalmente debido a la continuación de la guerra por parte de Rusia.

Los soviets, consejos formados por trabajadores y soldados durante la Revolución de 1905, resurgieron en 1917, ahora incluyendo a diputados campesinos. Estos órganos se convirtieron en plataformas de lucha autónoma para trabajadores, soldados y campesinos, ejerciendo tanto funciones ejecutivas como legislativas a través de la elección directa de sus representantes.

El gobierno provisional, liderado inicialmente por el príncipe Lvov y luego por el menchevique Kerensky, no logró satisfacer las demandas fundamentales de la población, resumidas en el lema «Paz y Tierra». La reluctancia del gobierno a retirarse de la guerra y redistribuir las tierras, dada su vinculación con los intereses militares, terratenientes y burgueses, exacerbó las tensiones.

Esta dualidad de poder enfrentó al gobierno provisional, representante de capitalistas y terratenientes, contra los soviets, expresión del poder popular de trabajadores, soldados y campesinos. Lenin, al percibir la incapacidad del gobierno provisional para sostener la alianza, abogó desde su llegada en abril de 1917 por el fin de este y promovió la consigna «Todo el poder a los soviets».

La escalada de conflictos sociales, con la ocupación de fábricas y la toma de tierras por campesinos, fortaleció a los bolcheviques y a los socialrevolucionarios de izquierda, quienes, respaldados por la influencia de los soviets en las ciudades, tomaron el poder estatal en octubre de 1917.

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